CUESTIÓN NUCLEAR DEL INTEGRISMO ISLÁMICO



 Artículo de José Javaloyes en “La Estrella Digital” del 31.01.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Se reanudan los contactos europeos con el Gobierno iraní sobre el problema nuclear abierto por la República Islámica. Estados Unidos presiona para que la cuestión sea llevada al Consejo de Seguridad de la ONU; Francia y Alemania suscriben esa misma postura, pero Gran Bretaña insiste en porfiar por si restara algún resquicio para reconducir el problema y así evitar la amenaza iraní de suspender las exportaciones de petróleo si se la lleva al Consejo, lo que a corto plazo tendría un efecto demoledor para la economía mundial, habida cuenta los niveles en que se encuentran ya los precios del crudo.

Las consecuencias económicas de este problema resultan, en este sentido, muy preocupantes; pero lo son más aún aquellas otras que se derivan de las amenazas del régimen de los ayatolás contra el Estado de Israel. Esa hipótesis del arsenal atómico en manos de un poder que amenaza con borrar a Israel del mapa, enmarcada con la proclama de Teherán de que ya dispone de misiles con alcance de 2.000 kilómetros, oscurece, con tintes especialmente sombríos, el escenario del Oriente Próximo. Sobre todo si se considera que en la vecina Iraq el poder se desplazará, cuando la ocupación angloamericana termine, a manos de los chiíes.

Como es sabido, entre el chiísmo iraquí y los ayatolás de Irán existe una continuidad en el integrismo que deja entrever sintonías políticas inquietantes en el medio plazo. Pero es la situación creada en Gaza y Cisjordania, con la victoria del radicalismo de Hamas y su enemiga declarada al Estado judío —en cuya promesa de destrucción coincide con el régimen de Teherán— el dato que aporta un clima político distinto, aún más crítico, al asunto del programa nuclear en que se encuentra embarcada la República Islámica de Irán. La fuerza victoriosa en Palestina es de gran sintonía ideológica con el régimen iraní, cosa que debe ser anotada, más allá de que los vencedores en las urnas puedan traducir prácticamente su victoria en mando político.

En Palestina, tras de las elecciones, se ha abierto un pulso de poder manifiesto. Esos plantes de la policía ocupando el Parlamento resultan algo más que anécdotas expresivas de un simple estado de nerviosismo. Los agentes policíales, en sus mandos y en sus bases, proceden de Al Fatah y expresan más la clave nacionalista de la originaria OLP que la onda islamista de Hamas, victoriosa en las urnas.

La danza de los servicios secretos resulta perfectamente avizorable a estas horas en Palestina. Con toda probabilidad, el Mossad estará aplicado a la siega de la hierba que pueda haber debajo de los pies del poder de Hamas. Mientras el poder electo y el Gobierno de Jerusalén ensayan compases de pragmatismo y aterrizan en la nueva situación.

Son dos fuerzas las que ahora contienden: los vencedores, que quieren mandar, y los vencidos en las urnas, que se resisten con las armas en la mano. Hamas también las tiene, aunque pocas. Las armas verdaderas están sustancialmente en manos de la policía arafatiana. Veremos cuál es la fuerza que finalmente prevalece.

De lo que hay puesto sobre la mesa puede salir cualquier cosa, igual en la pequeña escena de Palestina que en el gran escenario de Oriente Próximo. Aquella nueva geografía política que se buscaba en Washington con la guerra de Iraq no aparece por ninguna parte. Continúa la de siempre, aunque empeorada.