OTRA
TENSIÓN ESTE-OESTE
Artículo de José Javaloyes
en “La Estrella Digital” del 21.02.06
Por su interés y relevancia he seleccionado
el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Quién
lo iba a decir que volvería, tras la caída del Muro de Berlín, la tensión
Este-Oeste! Lo que antes era sovietismo
en Oriente es ahora islamismo. Y también, lo que antaño fue política con
resonancias religiosas (se convino identificar el comunismo como otra iglesia)
es hogaño religión de condición y naturaleza políticas. El lío subsiste en su
integridad porque el integrismo coránico es quien tiene ahora la palabra en
Oriente. Por Estambul se manifiestan 200.000 musulmanes clamando contra la
Europa en la que Turquía pretende tomar asiento; una Turquía con su Estado
laico y su población musulmana en más de un 90 por ciento.
Por
Palestina, entre la ANP y el Estado de Israel, el integrismo islámico,
democráticamente, a través de las urnas, introduce un bastón entre las ruedas
del carro que traqueteaba el proceso de la paz. A Israel se le ha caído el
interlocutor porque Hamas no lo puede ser, como
Gobierno, mientras no renuncie o no se purgue de su condición terrorista. El
Gobierno hebreo en funciones anuncia que cierra transferencias —en concepto de
impuestos recaudados— capaces de ahogar económicamente a la ANP, diciendo que Hamas la ha convertido en entidad terrorista, pero desde Hamas se espera restablecer los suministros de dinero a
través de dos cauces: el de los gobiernos árabes y el de los iraníes. (Éstos
acaban de abrir una ventana en la crisis nuclear al llegar a un acuerdo de
principio con el Kremlin para que su enriquecimiento de uranio se haga en suelo
ruso.)
Y
si algo faltara para la temperatura crítica alcanzada por la tensión desatada
con las caricaturas danesas de Mahoma, Ben Laden
reaparece en grabación para presumir de que Al Qaeda está ganando la guerra en
Iraq, aprovechando que las brutalidades militares norteamericanas están a la
altura de las que practicaba en su tiempo el régimen de Sadam
Husein sobre los integristas islámicos del chiismo persa.
Cuando
se repara en lo sucedido con las caricaturas de Mahoma, uno piensa que la nueva
tensión Este-Oeste no necesitaba de catalizadores ni detonantes para alcanzar
la temperatura crítica en que se ha instalado. Y parece que lo que ahora
corresponde es menos debatir sobre la contraposición entre libertad occidental
de expresión —y de todo lo demás— y sentimiento musulmán de agravio, por lo
expresado desde un periódico en razón de esa libertad occidental y de la entera
civilización que la acompaña. El asunto, ahora mismo, por lo que nos concierne
a los europeos, es que Europa y su civilización conforman el universo de
valores políticos, morales y económicos al que pretende acceder un país
(Turquía) cuya gente se manifiesta incompatible con ello; ocurriendo, además,
que este mundo nuestro, desde Algeciras hasta Oslo, se encuentra masivamente
penetrado por otras gentes del islam que están en el mismo discurso que los
manifestantes turcos. La inmigración musulmana es un inmenso Caballo de Troya,
aunque construido de mayorías inocentes, pacíficas y laboriosas, en el que se
debe reparar de continuo cuando se consolida la nueva tensión Este-Oeste.
Dentro
de ese Caballo de Troya se encuentra potencialmente el terrorismo, lo mismo que
las tormentas se encuentran en el vientre del verano. Más allá de los discursos
de moderación en que se reitera la mayoría de sus dirigentes religiosos en
Europa, lo más cierto y que mueve a preocupación es que la comunidad musulmana
instalada en las naciones europeas está ella misma trufada de un radicalismo
del que puede brotar, en cualquier momento y en todo lugar, un 11M en Madrid o
un 7J en Londres. Ben Laden sueña en turno de dúplica
con la reconquista del Al Alandalus, y ciertos turcos
de ahora, como los otomanos de antaño, acarician la Europa sin muros como
sobaron, hasta rendirlas, las puertas de Constantinopla.
Esta
tensión Este-Oeste, aunque sin armar, es más radical que aquella otra, tan
armada, entre la OTAN y el Pacto de Varsovia. Lo actual es choque entre
civilizaciones, y aquello fue como una contienda —civil y fría— en el seno de
una misma civilización, la occidental. De cuyo pensamiento salieron también las
derivaciones aberrantes de los totalitarismos.