SOMALIA, ¿EL TERCER FRENTE?

 

  Editorial de   “El Mundo” del 29.12.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

Las tropas del Gobierno somalí y sus aliados etíopes lograron ayer entrar en Mogadiscio y expulsar a los grupos islámicos que han controlado la capital durante los últimos seis meses. Desde que Etiopía dejó de simular que sólo tenía tropas de entrenamiento en el país vecino y pasó a declarar la guerra abierta a las milicias islamistas, los avances se han sucedido hasta llegar a esta importante victoria. No en vano Etiopía tiene uno de los ejércitos más grandes y mejor armados del contintente africano, mientras que los llamados Tribunales Islámicos se ven obligados a luchar con tácticas más propias de la guerrilla.

Sin embargo, es precisamente éste el factor que impide pensar que el Gobierno provisional somalí está ya en condiciones de restablecer el orden con facilidad. El jefe supremo del Consejo Islámico somalí advirtió desde el principio que los suyos se habían preparado para «un conflicto de larga duración» y quienes practican la guerra santa no se guían por el corto plazo.

El riesgo de que el cuerno de Africa se convierta en un tercer frente islamista junto con Irak y Afganistán sigue por tanto vigente. No se trata únicamente de que se aplique la ley sharia, algo que estaba ya ocurriendo ante la impotencia de un Gobierno secular amparado por la ONU. Además, los islamistas somalíes abogan por establecer un gran Estado que comprendería arrebatar sendos pedazos de Etiopía y Kenia. Ni siquiera los propios Tribunales no controlan a sus miembros más violentos, alabados en sus vídeo-mensajes por Osama bin Laden, y el país africano podría acabar convirtiéndose en campo de entrenamiento para terroristas.

Para Etiopía, de mayoría cristiana, tener un vecino de estas características es demasiado arriesgado. Pero no sólo para Etiopía. Varios de los líderes de los Tribunales Islámicos están incluidos en las listas de terroristas de los EEUU, y algunos de ellos tienen vínculos documentados con células de Al Qaeda.

El recuerdo en el país norteamericano de su desastrosa intervención en la zona en 1993, en la que murieron 18 marines cuando un helicóptero Black Hawk fue derribado, impide a George W. Bush actuar directamente, pero Etiopía sabe que cuenta con el apoyo de la Casa Blanca. La gran incógnita es ahora saber hasta cuándo estará dispuesto el país africano a quedarse en Somalia para mantener el orden.