ALIANZA POR LA LIBERTAD
Artículo de Xavier Sala i Martín en “La Vanguardia” del 12.02.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Todo empieza en Copenhague el 30
de septiembre del 2005: el periódico de más tirada de Dinamarca, el Jyllands
Posten, publica un editorial criticando la autocensura de la prensa danesa. Al
parecer el escritor Kare Bluitgen se ha quejado de que nadie quiere ilustrar su
libro infantil sobre el profeta Mahoma (el islam prohíbe la representación
gráfica de su Profeta y de ahí que Bluitgen no encuentre ilustradores para su
libro). Según el editorial, el problema es que la autocensura impuesta por la
prensa danesa no se debe al respeto al islam sino al miedo a las represalias de
los fundamentalistas. Para verificar su hipótesis, el Jyllands Posten pide a 12
caricaturistas que dibujen su visión de Mahoma y publica los resultados.
Tal como había previsto el Jyllands Posten,la reacción de los líderes islámicos
de Dinamarca es negativa: el imán de Copenhague pide al Gobierno que castigue a
los editores, pero el presidente se niega incluso a recibirle. Irritado, el imán
envía las imágenes a la cadena de televisión Al Jezira y ésta divulga el
escándalo por todo el mundo musulmán. Como era de esperar, los clérigos más
radicales piden a la población que defienda al Profeta y miles de islamistas
salen a la calle a protestar. Se profieren gritos y amenazas, se llama al
exterminio de infieles y se alaba a los terroristas de Al Qaeda. Se incendian
embajadas, se queman banderas y se agrede a ciudadanos inocentes. Incluso se
asesina a misioneros católicos que nada tienen que ver con el tema.
Si el Jyllands Posten publicó las viñetas de Mahoma para demostrar que la
intimidación del islamismo radical pone en peligro la libertad de expresión de
la prensa europea, la hipótesis ha quedado ampliamente demostrada: uno de los
pilares de nuestra sociedad está peligrosamente amenazado.
Hace unos siglos nosotros los occidentales vivimos épocas oscuras, sometidos al
yugo de la Iglesia y de su santa inquisición, esclavizados por señores feudales
y reyes absolutistas. Eran épocas de violencia y opresión. El Renacimiento, la
Ilustración, la revolución industrial y muchas guerras nos han traído libertad y
democracia liberal. Hemos construido una sociedad que separa el Estado de la
religión seguramente porque sabemos lo que pasa cuando las leyes no las hace el
hombre racional sino un intérprete de un dios. Una sociedad donde los ciudadanos
son iguales ante la ley y donde no se discrimina por razón de sexo, raza, origen
o creencia. Una sociedad que protege la libertad de pensamiento y de expresión.
No ha sido fácil: millones de ciudadanos han sacrificado sus vidas para que
nosotros podamos vivir en libertad. Y es esa libertad la que está siendo
desafiada y debemos defender.
A raíz de la polémica, el presidente Rodríguez Zapatero ha escrito una carta,
junto con el presidente turco, Erdogan, en la que, tras reconocer que la
libertad de expresión es una de las piedras angulares de nuestro sistema
democrático, dice que "no existen derechos... sin respeto por las sensibilidades
diferentes" y que "es esencial que cultivemos los valores de respeto, tolerancia
y coexistencia pacífica". ¡Qué bonito sería el mundo si todos tuviéramos respeto
y tolerancia y coexistencia pacífica! Y si además todos lleváramos chirucas, nos
cogiéramos de la mano formando gran círculo y cantáramos We are the world, we
are the children todavía sería mejor. Pero la pregunta, señor presidente, no es
si debemos respetarnos los unos a los otros - ¡naturalmente que debemos!-, sino
qué se hace cuando un miembro de nuestra sociedad - por ejemplo, un periodista
danés- decide libremente escribir o dibujar algo que no es respetuoso. ¿Se le
castiga, sí o no? La única respuesta democrática debe ser que no..., por muy
ofensivas que sean sus palabras o sus caricaturas. Y no sólo no lo debemos
castigar, sino que debemos protegerle para que pueda seguir ofendiendo. Porque
la libertad de expresión no se defiende protegiendo a quien dice cosas que nos
gustan, sino a quien nos ofende.
Es más, para garantizar la libertad de expresión, los gobiernos occidentales - y
el señor Zapatero preside uno de ellos- deben perseguir a todos los intolerantes
que intentan impedir con amenazas que los ciudadanos se expresen con libertad,
aunque con ello se cree más conflicto.
Porque si el episodio de las caricaturas demuestra algo es que crece el miedo a
las intimidaciones de los extremistas, y es responsabilidad de quienes hacen
cumplir la ley acabar con la coacción.
El intelectual islamita sudanés Abdullahi Ahmed An Naim, mantiene que la llamada
ley sharia que coarta la libertad de expresión y de pensamiento fue construida
por juristas islámicos durante les tres primeros siglos del islam y que, por lo
tanto, no viene directamente del profeta Mahoma. Sus seguidores piensan que ese
puede ser un camino para reconciliar las libertades occidentales con las
enseñanzas del Corán. Aunque es de suponer que millones de musulmanes moderados
piensan así, no sabemos cuántos son..., porque, según dice Naim, tienen miedo a
decir lo que piensan.
El presidente Zapatero quiere hacer una alianza de civilizaciones. Fantástico.
Aliémonos. Pero sobre la base de que nuestras libertades son irrenunciables. Y
sobre esa base sólo hay una alianza posible: con los musulmanes moderados que
desean vivir en libertad. Luchemos juntos contra la intimidación de los
radicales y empecemos por demostrar que no pensamos sacrificar ni un gramo de
libertad para evitar hostilidades. Hagamos una alianza. Una alianza por la
libertad.
XAVIER SALA I MARTÍN , Fundació Umbele, Columbia University y UPF