EUROPA NECESITA UNA NUEVA IDENTIDAD
Artículo de Fareed Zakaria en “La Vanguardia” del 22.11.05
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Observamos dos tipos de
comentarios ante las revueltas en Francia. Los primeros vieron los problemas
como parte de un más amplio choque de civilizaciones entre el islam y Occidente.
Pero lo cierto es que las revueltas tienen poco que ver con el islam. Las
imágenes tenían más que ver con las protestas que se dieron en EE. UU. en los
años 60 que con Fallujah. La otra línea de análisis fue económica. Francia tiene
un paro en sus guetos étnicos de entre el 15% y el 30%. Pero si la causa del
problema fuera el desempleo, hay millones de parados franceses blancos y
descendientes europeos que no se han movilizado. La cuestión fundamental tiene
que ver con la identidad nacional. Yno estamos ante un problema particularmente
francés. Europa occidental tiene hoy al menos tantos ciudadanos nacidos en el
extranjero como Estados Unidos. Y, sin embargo, esos países no se ven a sí
mismos como naciones de inmigración. Los centros de las ciudades siguen siendo
homogéneos. Por tanto, la teoría y la práctica difieren considerablemente. Los
europeos aseguran que han abandonado sus viejas identidades, ¿pero lo han hecho?
Francia habla de una república de valores, pero si se araña la superficie es una
república de comunidades. Otros países europeos hablan de identidades
posnacionales, pero en realidad su identidad se define por la familia y el
territorio. Resolver este problema es una cuestión de supervivencia para Europa.
Estos extranjeros son ciudadanos; tienen que ser integrados. De hecho, la
prosperidad de Europa precisa de esta inmigración.
Las economías europeas no son tan escleróticas como se imagina. La principal
causa de su baja de crecimiento radica en la falta de inmigración. Europa cuenta
con demasiados jubilados y muy pocos trabajadores. ¿Cuál es la solución? ¿La
pesadilla francesa, la americanización? En algunos sentidos, sí. Francia y otros
países europeos necesitan caminar hacia un modelo de identidad basado en ideas y
valores. Y tomar acciones afirmativas para integrar a sus minorías. El Reino
Unido se ha movido en esa dirección con resultados notables. Uno no puede decir
lo mismo del resto de Europa.