RATZINGER: EL ECOLOGISTA DEL ESPÍRITU

 

 Artículo de Tomás Cuesta en “La Razón” del 31.12.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

En «Almanaque», el que habría de ser su último poema, escribe Primo Levi: «Deprisa deprisa, retardemos el desierto / En las selvas de la Amazonía, / En el corazón vivo de nuestras ciudades, En nuestros corazones ». La súplica del judío de Turín, el epitafio de un alma fulminada por el horror del siglo de la megamuerte, reaparece, en labios de Joseph Ratzinger y se transforma en rezo. «Presto presto, dilatiamo il deserto». Al convertirse en Benedicto XVI, el hombre de estudio y de «scriptorium» carga sobre su espalda con la herencia de un Papa que comprometió a la Iglesia con todas las urgencias. Si Juan Pablo II puso en valor la dignidad del ser humano y alzó el estandarte contra el miedo, el que le sigue tendrá que disputar la batalla campal de las ideas. El Papa Benedicto XVI le rompe las costuras a la modernidad para afrontar los retos de un mundo posmoderno. Si antes fue el ejemplo, ahora es el espíritu lo que prevalece. Estamos ante una encrucijada en la que los dictados del pensamiento único pretenden acorralar la trascendencia. Y Benedicto XVI, con la palabra del filósofo y la Palabra esencial del Evangelio, tendrá que derruir los muros del laicismo y de un relativismo sin conciencia para que el agua del espíritu vivifique lo estéril. El hombre del año que termina es un ecologista de la fe, el llamado a evitar que nuestros corazones sean un desierto. «Presto presto, dilatiamo il deserto» ¿Cabe mayor empeño?