CONDOLEEZZA RICE DESTACA EL PAPEL DE ESPAÑA «A LA HORA DE CONFORMAR LA NUEVA EUROPA»

 

 

  Informe de PEDRO RODRÍGUEZ., CORRESPONSAL en “ABC” del 07.05.2003

 

WASHINGTON. Como consejera de seguridad nacional de la Administración Bush, el trabajo diario de Condoleezza Rice en la Casa Blanca tiene bastante de árbitro, gurú político, mensajero, profesor particular, confidente, estratega y portavoz internacional. En esta última condición, la mujer más influyente en el Gobierno de Estados Unidos ha reflexionado ayer ante un pequeño grupo de corresponsales españoles sobre el orden mundial que se avecina tras la guerra de Irak. Un nuevo panorama internacional donde España no figura exactamente como un anónimo actor secundario.

En vísperas del primer encuentro entre José Maria Aznar y George W. Bush tras la guerra de Irak, Condoleezza Rice ha querido destacar especialmente «el fuerte papel que ha jugado España, emergiendo como un importante poder europeo, como un activo defensor de resoluciones de la ONU, como miembro del Consejo de Seguridad, como una voz fuerte en la lucha contra el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva». Para la influyente asesora, este papel de España en la liberación de Irak es «importante a la hora de conformar el paisaje de una nueva Europa».

Relaciones con la UE

Pese a la fortaleza de esta alianza bilateral entre Madrid y Washington, Rice ha querido insistir en que las privilegiadas relaciones de España con Estados Unidos no deben ser incompatibles con la Unión Europea. A su juicio, estos dos vínculos «se refuerzan mutuamente porque se comparten valores idénticos». Resultando bastante ridículo pensar que un país tenga que verse forzado «a elegir entre sus lazos transatlánticos y sus lazos europeos».

Repasando las tensiones acumuladas durante los prolegómenos de la guerra contra Irak, Condoleezza Rice ha indicado con diplomacia que Francia y Alemania «son viejos aliados de Estados Unidos y lo vamos a seguir siendo» pero también ha reprochado la tentación de convertir a la relaciones transatlánticas «en un rehén» de diferencias políticas puntuales. Para esta mujer afro-americana con suma soltura en un mundo de responsabilidades hasta ahora dominado exclusivamente por hombres anglosajones, es injusto acusar a Washington de haber dividido a la Unión Europea. Con vehemencia, Rice argumenta que «Estados Unidos no fue el que amenazó a los pequeños países de Europa del Este diciendo o con nosotros o contra nosotros. Estados Unidos no fue quién amenazó a países como Polonia o Bulgaria para que se callaran».

A partir de ahora, y como oportunidad para remediar estas desavenencias, Rice apunta la necesidad de «una actitud constructiva» sobre todo en el marco del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el futuro de Irak. A su juicio, este no es momento de entrar «en una especie de debate teológico» sobre repartos de responsabilidades. Para empezar, existe un plan para dividir el territorio iraquí en varios sectores donde la seguridad estará encomendada a fuerzas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Polonia. Dejándose la puerta abierta a despliegues de países adicionales, si es posible en el marco de la OTAN.

Armas de destrucción masiva

Sobre la asignatura pendiente de las armas de destrucción masiva atribuidas a Sadam Husein, Condoleezza Rice ha reafirmado su esperanza de que finalmente van a ser encontradas, con la ayuda de iraquíes dispuestos a cooperar. Y de hecho, la consejera de seguridad nacional ha avanzado que «algunas cosas aparecerán muy pronto» pese a la gran maestría demostrada por el régimen de Bagdad para ocultar estas actividades en instalaciones de aspecto inocente y con inventarios dispersos. Sobre la posibilidad de que algunas de estas cargas no convencionales haya pasado a manos de Siria, Rice acepta por el momento los desmentidos del Gobierno de Damasco pero con la advertencia de que trampear sobre estas cuestiones supondría «una ofensa grave».

Para esta especialista en la Unión Soviética y profesora de Stanford, estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo orden internacional, impulsado tanto por la caída del telón de acero como por el 11-S que «demostró a Estados Unidos nuestra vulnerabilidad en una forma que quizá no comprendimos antes». Pero con un optimismo llamativo para alguien con acceso a tanta información privilegiada, Rice insiste en que no hay tener miedo. En su análisis histórico, «el gran éxito tras la Segunda Guerra Mundial es que la comunidad internacional, al menos la parte que era libre al margen del control soviético, fue capaz de construir instituciones, cooperar y crear un mejor orden mundial después de 1945. Lo podemos hacer otra vez. Y esta vez, esos valores democráticos y reformas pueden extenderse más allá de Europa, a lugares que hasta ahora no han sido libres».

Cambios en la OTAN

Ante esta era de intensivos cambios, Condoleezza Rice destaca que la OTAN se está adaptando con celeridad pese a las predicciones de su final acelerado junto al Pacto de Varsovia. Otra cosa es Naciones Unidas. Según Rice, «quizá la ONU necesite reformas y creo que tenemos que empezar a estudiarlo y hablarlo». A su juicio, si el Consejo de Seguridad no se ocupa de cuestiones como proliferación o terrorismo «no se estará ocupando de los verdaderos retos del siglo XXI». De hecho, su lección particular tras diez años fallidos de inspecciones y embargos es que «Irak nunca debió haber llegado hasta el punto en que llegó. Esto no puede pasar otra vez, debemos encontrar nuevas formas legales, diplomáticas e internacionales».

Ante la obligada cuestión de quién va a ser el siguiente dictador en peligro tras Sadam Husein, Condoleezza Rice ha insistido en que dentro de la Administración Bush «no pensamos en esos términos, pensamos más bien en las oportunidades creadas». Sobre todo la oportunidad de un Oriente Medio «diferente, con un Estado Palestino conviviendo con el Estado de Israel, con reformas, más integrado de su propia gente y reavivado económicamente». Para Rice, precisamente en tiempos como los que corren llenos de promesas de cambio «hay que ser ambiciosos».