ENTREVISTA A JOSÉ BONO, PRESIDENTE DE CASTILLA-LA MANCHA

«La España que me interesa no es la de los Reyes Católicos o la de la Corona de Aragón»

 

 

 

Texto: EDUARDO SANMARTÍN / ANTONIO GONZÁLEZ . FOTOGRAFÍAS: V. BALLESTEROS

 en “ABC” del 07.09.2003

 

Con claridad y sin medias tintas, el presidente castellano-manchego representa, dentro del PSOE, la voz que con mayor rotundidad defiende un modelo de Estado en el que el principio de igualdad prime sobre el de autonomía, y donde sobre la unidad de España no caben decisiones de un territorio

-Las declaraciones contradictorias de dirigentes de su partido sobre una cuestión tan fundamental como el modelo de Estado sugieren una crisis interna en el PSOE ¿por qué han llegado a este punto?

-Es el Partido Popular quien habla de los problemas del PSOE porque gana más así que hablando de los problemas de los ciudadanos, como son el precio de la vivienda, el incremento de los impuestos, de que ocho de cada diez jóvenes no tienen medios para emanciparse, del incremento de la inmigración descontrolada, del aumento de la inseguridad ciudadana, de los 71 accidentes de tren...

-Pero ustedes, los socialistas, sintieron la necesidad de reunirse en Santillana del Mar para aclarar lo relacionado con el modelo de Estado.

-¡Usted no sabe lo que es un telediario detrás de otro durante 7 años!

-¿Y después de la reunión del Consejo Territorial ha quedado claro cuál es modelo de Estado que tiene el PSOE?

-Muy satisfactoriamente claro. El documento aprobado dice que los socialistas no somos nacionalistas; que prima el principio de igualdad de todos los españoles sobre el principio de autonomía; que sobre la unidad de España no caben decisiones desde un solo territorio como el vasco... En ese documento se dice que los socialistas queremos a España.

-Pero si Maragall no hubiese hecho la propuesta de reforma del Estatuto, ¿el PSOE habría necesitado reunirse en Santillana?

-La iniciativa de Maragall en este debate debo reconocer que ha sido relevante, pero la modificación de los estatutos no sólo la propuso Maragall, sino que también la planteó Chaves. Ahora bien, en ese documento aseguramos estar en contra de una oleada indiscriminada de reformas.

-Ha señalado que este debate es, en parte, producto de la propaganda del Partido Popular, pero hay objeciones serias de intelectuales de izquierda (Andrés de Blas, Antón Elorza...) al proyecto de Maragall, cuya propuesta de reforma de estatuto va más allá de Santillana.

-En mi partido hay un nivel altísimo de coincidencia, pero no somos una organización con disciplina militar. En los partidos en los que no hay discrepancias es por una de estas razones: o porque uno piensa por todos, o porque nadie piensa; y en el PSOE hace tiempo que jubilamos al fotógrafo que no sacaba en la foto a quien se movía. En lo esencial existe una coincidencia de pensamiento que se resume en que la igualdad de los seres humanos vale más que su color de piel, su sangre, el RH del señor Arzalluz, la bandera de su abuelo o el fuero de su bisabuelo. Quien piense que los derechos son de los pueblos antes que de las personas deberá afiliarse a un partido nacionalista, pero no cabe en el PSOE. El segundo principio es el de la moderación. A estas alturas del siglo, socialista es quien trabaja por la igualdad y, además, no es dogmático. Somos el único partido que lleva la «E» de España en sus siglas y que votó y trabajó por la Constitución.

-El hecho de que el lendakari Juan José Ibarretxe elogie el documento de Santillana del Mar ¿no les preocupa un poco?

-Que Ibarretxe elogie nuestro documento de Santillana obedece a una de estas dos razones: o no lo ha leído o el elogio lleva veneno.

-¿Cree que en el caso del País Vasco el PSOE debe ir de la mano del PP en la defensa de ciertos principios básicos?

-Sigo defendiendo las razones que llevaron al PP y PSOE a ir juntos en 2001 con la voluntad de ganar y gobernar en el País Vasco. Lamentablemente perdimos, pero no estoy dispuesto a renegar de lo que hicimos hace dos años o a condenar el noble propósito que nos llevó a trabajar para que en el País Vasco hubiera un Gobierno no nacionalista. No pierdo la esperanza de ver a los nacionalistas en la oposición.

-¿Qué puede pasar en las próximas elecciones catalanas?

-En Cataluña el Partido Socialista ha ganado las elecciones generales y las municipales, pero nunca ha gobernado en la Generalitat. ¿Esto qué significa? Pues que hay votantes en Cataluña que votan al PSC en elecciones generales y municipales pero no en las autonómicas. La pregunta que cabe hacerse es ¿estas personas que nos votan en unas elecciones y no en otras pertenecen al segmento más nacionalista del electorado, a los trabajadores manuales, a la tradicional burguesía catalana? Y la respuesta a estas preguntas sería la que debiera condicionar las estrategias electorales. Eso es lo que yo haría, pero ...

-El problema quizá no sea plantear el debate sobre el modelo de Estado así en abstracto, sino más bien el de su oportunidad. Es decir, el hacerlo ahora, cuando la España constitucional tiene un desafío importante en el País Vasco y cuando parece más sensato reafirmar el valor de la Constitución como un elemento sólido.

-Siempre es oportuno poner en valor aquello en lo que se cree. Y del mismo modo que siempre es oportuno que el sacerdote rece o diga misa, nunca está de más para un buen español manifestar que quiere a su país y que tiene fe en sus conciudadanos. Y el PSOE lo ha hecho porque ha querido... como el cura dice misa.

-Alguien en su partido propuso un congreso sobre este debate.

-No hace falta ningún Congreso. No podemos dar la impresión de que España es un país permanentemente en obras y de que cada mañana hay que preguntarse qué es España.

-Mientras en el PSOE este debate da pie a discrepancias internas, el PP aprovecha la coyuntura para patrimonializar la imagen de un partido sin fisuras en la idea del modelo de Estado. ¿Le preocupa esto?

-Sí. España no debería estar en el mercado electoral porque el día en que lo que nos una a los españoles sea menos que lo que nos separa, será un mal día para España. A mí no me preocupa coincidir con el Partido Popular en la defensa de nuestro país; es lo normal. Y no me preocupa que algunos me llamen nacionalista español, a mí, que no soy nacionalista de ningún territorio. Lo que me preocupa seriamente es la inmoralidad de quienes proponen la autodeterminación como un derecho de los pueblos sin percatarse que los derechos de los ciudadanos están antes que los derechos de los territorios. ¿No resulta vergonzoso escuchar a las autoridades vascas hablar de los derechos del pueblo vasco cuando los vascos no tienen derecho, por ejemplo, a la libre expresión? Eso me preocupa mucho más que coincidir con el PP en la defensa de mi país... ¡No voy a coincidir con los turcos en la defensa de España!

-Eso que ha dicho de la «España en obras» ¿no es contradictorio con la imagen que transmite el documento de Santillana?

-No. Cuando digo que España no está en obras lo que quiero decir es que España es una realidad política tan respetable como la más respetable de las naciones del mundo. La España que me interesa no es la de los Reyes Católicos o la de la Corona de Aragón, sino la del progreso, el desarrollo y la igualdad. Y la que detesto es la España del privilegio, de la injusticia, del fuero viejo, del carlismo, de la Guerra Civil.... En ese sentido digo que España no está en obras porque después de muchos avatares históricos tenemos una identidad nacional que ya la quisieran para sí, por ejemplo, los italianos.

El escándalo de Madrid

-La Comunidad de Madrid ha vivido uno de los episodios políticos más rocambolescos que se recuerdan. ¿Cuál es su análisis?

-Que no lo hicimos bien en Madrid no lo tiene que certificar Aristóteles. El Partido Socialista cometió el error de llevar a dos tránsfugas en sus listas, y el Partido Popular se ha aprovechado de ese error. Este es el resumen.

-Pero, en definitiva, lo que se trataba de clarificar es si ha habido trama o no. ¿La ha habido?

-En la Asamblea ha habido transfuguismo de cartera, no ideológico. Y en la Comisión, incluso, creo que ha habido efectos colaterales: Romero de Tejada ha perjudicado más la candidatura de Rato a la sucesión que los trabajos sucesorios de Rajoy y Mayor Oreja juntos.

-Usted ha dicho que en el error del PSOE de llevar dos tránsfugas Simancas es el que menos culpa tiene. ¿A quién habría que apuntar como máximo responsable?

-Rafael Simancas es una buena persona y quien más ha padecido el error que el PSOE cometió. Pero las listas no las hizo Simancas a su libre albedrío, sino que han sido fruto de acuerdos y votaciones de los órganos partidarios.

-Acaba de decir que el PSOE «no es un partido con disciplina militar», pero aparece una diputada nacional, que es miembro de la Ejecutiva de la FSM y ha sido ministra con González, expresando una discrepancia profunda sobre este caso y lo primero que se hace es invitarla a que cese de su cargo y, además, se le abre expediente disciplinario para o bien retirarle el acta de diputada o expulsarla del partido.

-Cristina Alberdi ha sido muy crítica con la dirección del partido. Probablemente, ella sabía que con su modo de proceder se estaba exponiendo a un expediente. Quien quiera aconsejar o criticar de buena fe al PSOE no debe de enviar sus reclamaciones al buzón del Partido Popular.

-¿Entonces qué le parece que precisamente Cristina Alberdi, junto con otros socialistas, le hayan señalado como la persona adecuada para poner orden en el PSOE?

-Yo soy el presidente de Castilla-La Mancha, acabo de presentarme a unas elecciones en las que hemos obtenido el 58,5 por ciento de los votos, me siento querido por mi gente y estoy hasta el moño de que me quieran llevar, en andas o a rastras, a Madrid.

-También le han señalado desde algunos sectores como alternativa inmediata a Zapatero.

-Ya fui alternativa en el año 2000, pero perdí en el Congreso. Mis compañeros eligieron a Zapatero y yo acepté su decisión.

-Entonces, a medio plazo, ¿cuál es su horizonte político?

-Castilla-La Mancha es mi único horizonte y conozco bien que el Tajo me separa de Madrid.

-En la hipótesis de que Zapatero pierda las elecciones ¿qué debería pasar en el PSOE?

-Voy a trabajar para que Zapatero sea presidente del Gobierno, y cualquier hipótesis que no vaya en esa dirección no deseo contemplarla.

 

 

 

«Nuestro rival más temible habría sido Alberto Ruiz-Gallardón»

 

Dentro de la heterodoxia política que adorna en algunos aspectos al presidente castellano-manchego destacan, y además presume de ello, sus buenas relaciones con dirigentes del PP. Y considera esa predisposición como algo normal cuando dice que «si después de veinte años en la vida política sólo tuviera amigos entre los que tienen mi mismo carné sería como Aznar, que ha casado a su hija y no ha podido invitar a nadie del Partido Socialista a la boda, lo cual es una desdicha. Debe ser muy triste tener amigos sólo entre aquellos que tienen tus mismas ideas o te hacen la pelota».

En el caso de Alberto Ruiz-Gallardón y Eduardo Zaplana existe un vínculo de amistad, pero también mantiene una buena relación personal con el que será candidato popular a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy.

La relación entre ambos, sin embargo, nació «de una confrontación muy dura en el Senado» que después quedó zanjada en una comida. A partir de aquí, «hemos hecho que crezca entre nosotros una apreciable confianza».

Frente a Mayor Oreja, al que Bono ha visto «más triste de la cuenta», y a Rodrigo Rato, al que aprecia «más alegre de lo que algunas amistades suyas, como Romero de Tejada , le debían permitir», el presidente castellano-manchego considera que de los tres candidatos que aparecían como favoritos para suceder a Aznar, Rajoy «da una imagen de persona normal, lo cual tiene mucho mérito, sobre todo porque es registrador de la propiedad». Pese a ello, no cree que sea el candidato más temible para Zapatero. «El más difícil de todos es el que más votos tiene acreditados, y ese, hasta ahora, ha sido Gallardón», asegura Bono, quien cree que Aznar no le eligió «porque la gente del PP dice que Aznar no le quiere mucho».

Además de no entender los últimos cambios introducidos en el Gobierno, «que Rajoy deje de ser vicepresidente -afirma- para ocupar el puesto orgánico de Arenas creo que no es un buen negocio político, pero...», Bono suspende sin paliativos la gestión de Aznar, al que advierte que los españoles le van a pasar facturas pendientes que no se las han cobrado en las elecciones municipales y autonómicas, como le pasó al PSOE en 1993.

También pone Bono sus «peros» al hecho de que Aznar cumpla su promesa de irse tras ocho años en el poder, algo poco usual en la clase política. Para el líder socialista Aznar se marcha «según dicen, muy a su pesar... no tenía otra alternativa... pero bien que lloró».

A final de esta legislatura Bono deberá seguir sus mismos pasos y abandonar el Gobierno regional, aunque su partido tiene mayoría necesaria, tres quintos, para cambiar la ley de limitación de mandatos. «Pero necesitan mi voto», sentencia mientras sonríe.