IRAK, UNA NUEVA ESTRATEGIA CONTRA EL TERRORISMO

 

 

 Editorial de  “ABC” del 13.11.2003

 

 

El atentado terrorista contra las fuerzas italianas en Irak marca otro punto de inflexión en la audacia y la estrategia de los partidarios de Sadam Husein, que quieren impedir la normalización y la democratización del país. Veinticuatro personas asesinadas -quince militares y un civil italianos y ocho iraquíes- revelan la brutalidad del ataque contra el cuartel general de las tropas italianas en Irak. La noticia ha conmocionado a Italia y Europa y ha reabierto el debate sobre la presencia de las tropas de imposición de la paz en un momento en que la cúpula de la Casa Blanca se plantea abiertamente un cambio de estrategia que acelere el traspaso de la soberanía nacional a los iraquíes. A medida que transcurren los días, y en medio de un goteo incontable de bajas, la Administración Bush parece barajar la posibilidad de alterar el calendario previsto para la transición democrática, bajo la premisa de reducir su presencia en el país antes de las presidenciales de noviembre de 2004. El secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell, lo apunta hoy en la Tercera de ABC: «Estamos preparando el terreno hacia un nuevo entorno de seguridad dirigido por iraquíes», una declaración de intenciones que abunda en la idea de que Washington ha optado por recortar los tiempos, lo que implicaría que tal vez la aprobación de una Constitución en referéndum no fuera un paso previo indispensable para recobrar la soberanía nacional.

La acción terrorista de ayer, realizada al sur de Bagdad y claramente fuera de la zona de población sunní, donde se concentran los partidarios del antiguo régimen, tiene al menos dos objetivos añadidos: dar la sensación de que toda la sociedad iraquí está en contra de los aliados que derrocaron a la dictadura y trasladar a la opinión pública europea, más reacia a la acción militar contra Sadam Husein, la tragedia de los atentados, en un claro intento de separar a los Gobiernos europeos de Estados Unidos y conseguir el desistimiento en el proyecto de ganar la batalla al terrorismo y hacer avanzar el proceso de instauración de un sistema democrático en Irak.

La polémica que estalló en una Italia desgarrada ya a los pocos minutos de conocerse la acción criminal, con voces desde el extremo izquierdo del espectro político exigiendo la retirada inmediata de las tropas, revela la capacidad de los terroristas de interferir emocionalmente en las sociedades abiertas, de utilizar las brechas ideológicas y de marcar la agenda política a todo el mundo.

Pero al lado del dolor comprensible y de la solidaridad con los militares italianos, que mañana pueden ser los de cualquier otro país comprometido con la libertad y la paz, debe estar el compromiso de llevar a cabo el proyecto de reconstrucción de Irak, aunque las circunstancias aconsejen cambiar de estrategia. Otra decisión sería ceder ante los profesionales del terror y abrir la puerta a una inestabilidad general.

Tras el 11 de septiembre de 2001 se oyeron muchas voces afirmando que la guerra contra el terrorismo iba a ser larga y dolorosa. El atentado de ayer demuestra hasta qué punto tenían razón. Los retos actuales a la paz tienen características nuevas y una de ellas es que parte del desafío se juega en los medios de comunicación, en el estado de ánimo de las sociedades y en la opinión pública. Los terroristas saben jugar muy bien en esos medios, exhibiendo sus coartadas como si fueran verdades irrebatibles. Pero Europa es un continente de sociedades viejas, experimentadas, que han superado desgarros homicidas para asegurar unas libertades que deben ser para todos.