ENTREVISTA A MARIANO RAJOY
en “ABC” del 07/03/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado la entrevista que sigue para incluirla en este sitio web. (L. B.-B.)
Mariano Rajoy: «España necesita una mayoría que afronte este momento histórico»
El candidato del PP encara la última semana de campaña convencido de su triunfo electoral, «aunque soy cauto ante las encuestas». Pero pide una mayoría suficiente porque «un Gobierno condicionado» impediría a España «aprovechar la oportunidad de estar en Primera División»
TEXTO: ALBERTO PÉREZ GIMÉNEZ
-Se ha
hablado de una campaña dura, la de Aznar, y de otra, la suya, la del «modelo
Rajoy», que en los últimos días han ido convergiendo.
-Nuestra campaña se está desarrollando tal cual estaba programada. En una
primera etapa, en precampaña, expliqué el balance de los años de Gobierno, lo
que es un aval para nuestra candidatura. Eso duró hasta el 19 de enero. Luego
pasé a explicar el programa en los foros sectoriales por distintas ciudades de
España y, finalmente, en la campaña, estamos en una etapa más crítica, como es
lógico, pero respetuosa con el contrario. No ha habido ningún cambio y tampoco
hay dos campañas. Simplemente he cumplido etapas y he seguido siempre mi estilo,
no tengo otro.
-Pleno empleo y lucha contra el terrorismo son los dos
ejes de su mensaje. Respecto al primero, Rodríguez Zapatero ya ha anunciado su
hipotético ministro, Miguel Sebastián. ¿Qué le parece?
-Es preocupante que Sebastián diga justamente todo lo contrario de lo que el
PSOE y Rodríguez Zapatero han venido diciendo en materia económica hasta ahora,
lo que supone un cambio radical de mensaje. Sin embargo, el drama va mucho más
allá, porque el problema no es el nombre elegido para ministro de Economía sino
el programa, porque el PSOE carece totalmente de él en materia económica o
fiscal. Yo sí lo tengo y así lo he explicado con todo detalle.
-En cuanto al segundo eje, la lucha contra el terrorismo,
el PSOE y gran parte de la oposición acusa al PP de manipularla...
-El terrorismo está en campaña porque es uno de los problemas más importantes de
España ya que hablamos, ni más ni menos, de la vida de las personas. He sido
ministro del Interior y sé perfectamente de lo que hablo, por eso mantendré la
misma política que hasta ahora: lucha policial, medidas legales y apoyo
internacional. El terrorismo lo ha metido en campaña Carod-Rovira, que se ha
reunido con ETA y, por extensión, el PSOE, que mantiene el pacto con ERC. El
texto actual del Acuerdo Antiterrorista dice claramente que no se puede hablar
con ETA y que no se pague un precio por ello, y yo no me voy a quedar mudo ante
los incumplimientos.
-¿Peligra, entonces, el Pacto?
-Yo haré lo imposible para que se mantenga, y lucharé por ello.
-Tras la interceptación de la segunda caravana de la
muerte, el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, telefoneó al ministro de
Interior, Ángel Acebes, y felicitó públicamente a la Guardia Civil. Después,
Rodríguez Ibarra, también socialista, coincidía con el consejero vasco de
Justicia y ponía en duda la operación. ¿Qué le sugiere esto?
-Y más declaraciones, como la de un ex presidente del Gobierno... Es tremendo.
No emplearé las mismas palabras que dije en un mitin, que era una vergüenza
nacional, pero sí le diré que lo peor de todo es el silencio de Rodríguez
Zapatero. Que se quedara callado y no dijera nada. Sólo puedo desear que no
vuelva a repetirse.
-También ese día, en la reunión de maitines del PP, Josep
Piqué pedía «mesura» al hablar sobre Carod...
-Lo que dijo Josep Piqué es que ese día, 24 horas después de la interceptación
de la furgoneta, «no tocaba» hablar de Carod. Nada más. Las posiciones del
partido están muy claras y consolidadas, y coinciden en que lo grave no es
cuánto sale Carod en la campaña sino que lo preocupante es cuánto influye Carod
en el PSOE.
-¿Y no ha habido amonestación a los miembros del PP por
las «salidas de tono» de algunos de ellos?
-El único mensaje que se ha lanzado desde mi campaña es que hay que hacer un
esfuerzo por ser más elegantes en las críticas, porque éstas son más eficaces
así que cuando son zafias.
-Cataluña, y más concretamente Barcelona, es una de las
plazas donde se juega la mayoría absoluta. Allí, ERC crece en detrimento de CiU.
¿Cuánto han influido las críticas a Carod?
-CiU lleva cometiendo una serie de errores en los últimos años. Apoyamos sus
presupuestos y ayudamos a la gobernabilidad de Cataluña cuando ellos presidían
la Generalitat, pero a cambio, en los últimos tiempos, prefirieron el discurso
de la crispación y acabaron legitimando las aspiraciones de Esquerra. Al final,
la gente, entre el original y la copia, prefiere aquél antes que ésta.
-Todas las encuestas de los últimos días, incluyendo los
macrosondeos del CIS y de ABC, le sitúan justo en la mayoría absoluta.
-Yo soy cauto con las encuestas. Vamos a ganar, pero quiero una mayoría para
poder aplicar mi programa. Quiero un Gobierno no condicionado porque creo que es
absolutamente necesario después de lo que hemos visto en estos meses.
-¿Y cuál sería el escenario de pactos con un resultado por
debajo de 173 escaños, en el que no le valdría la alianza con Coalición Canaria?
-No me quiero poner en ese escenario porque sería el peor, haría complicado
gobernar y eso es, precisamente, lo que les quiero pedir a los españoles: una
mayoría suficiente para poder aprovechar las oportunidades que se le presentan a
España.
-¿Y un posible pacto con CiU?
-No quiero formar un Gobierno con CiU sino con el PP.
-Usted llegó a decir que aunque lograra mayoría absoluta
intentaría que CiU estuviera en el Gobierno
-En su día, nosotros le ofrecimos a CiU entrar en el Gobierno, entendiendo que
teníamos una colaboración intensa y que eso, lógicamente, debería concretarse
así y con ello lograr lo que CiU llama el «encaje definitivo de Cataluña en
España», una terminología que a mí no me gusta. Pero yo, en este momento, no
tengo ningún acuerdo con Convergencia y Unió y, por tanto, lo que quiero es
ganar las elecciones y gobernar en solitario. Y a partir de ahí, yo no le voy a
ofrecer a CiU entrar en el Gobierno. Ahora, a mí me gustaría que CiU
definitivamente dijera qué quiere, porque ¿hasta cuándo vamos a estar debatiendo
el modelo de Estado? CiU ha votado la Constitución y el Estatuto, y cuando el
Estatuto se cumple, los nacionalistas tienen tres opciones: decir que no se ha
cumplido y seguir reclamando a ver si hay algo más; hacer lo que hizo el PNV,
«irse al monte», con perdón de la expresión; o reconvertir su nacionalismo y
transformarlo en uno que consista en que mi país sea mejor, haya más empleo y
que las cosas funcionen mejor. Pero en este momento no veo a CiU en esta
posición. Todo lo contrario, la veo intentando competir con Esquerra a ver quién
dice una cosa más curiosa.
-Con mayoría absoluta ha prometido convocar a Zapatero a
una reunión para llegar a un acuerdo sobre la idea de España. ¿Tiene el PSOE una
única idea de España? ¿Hasta dónde se pueden reformar los Estatutos de
Autonomía, como está estudiando el tripartito con el apoyo del PSOE?
-El Estado debe tener competencias en la legislación básica. Es muy difícil
hacer una reforma sustancial del modelo de Estado que el PSOE pactó en 1992 y
1996. Si el PSOE quiere reformarlo, que diga qué competencias debe ceder el
Estado. Las competencias están todas cedidas y el resto transferido. Si se
quiere más, que se diga claramente. Hasta ahora, sólo Ibarretxe lo ha dicho,
pero no el PSOE. En septiembre, mantuvieron la reunión de Santillana, en la que
se pergeñó una cosa rara. Pero luego se pactó con ERC y ya el modelo de Estado
que había firmado el PSOE no le valía, y nos achacan a nosotros un problema de
tensión territorial y de regresión autonómica. Que pongan las cartas sobre la
mesa y digan qué quieren, porque el problema no está en ERC, está en el PSOE.
-También ha prometido recibir a Ibarretxe si es nuevo
presidente del Gobierno. ¿Qué le diría?
-Primero le escucharía \. Y después le diría dos cosas: que hicimos un pacto en
1980 y que él ha presentado un plan rompiéndolo y nosotros no lo hemos hecho. Y
que por tanto hay un vicio de origen y, luego, de contenido: yo no puedo ser
presidente del Gobierno para meter en nuestros textos constitucionales una norma
que diga que España deja de ser España. Ningún país en el mundo, ninguno,
refleja en su ordenamiento una norma que diga que ese país puede dejar de ser
ese país. Es de total sentido común y por eso ningún país recoge en su
Constitución el derecho de autodeterminación.
-¿Y se puede reformar el Estatuto de Guernica?
-¿Para qué? ¿Cuáles son las competencias que el Gobierno vasco puede recibir? Es
que no hay más. Lo que queda prácticamente son las políticas del INEM, que se
pueden transferir con este Estatuto. Yo estoy dispuesto a escuchar, pero no veo
qué es lo que hay que reformar.
-El plan Ibarretxe comienza a debatirse en comisión en la
Cámara Vasca el 15 de marzo. ¿Cómo piensa afrontarlo si Ibarretxe sigue empeñado
en llevar adelante su desafío?
-El plan se debatirá. Si se aprueba en el Parlamento vasco hay que remitirlo al
Parlamento nacional, puesto que sus votos son preceptivos, y por lo que sé va a
tener muy pocos apoyos.
-¿Y si Ibarretxe sigue con su reto?
-La Ley. En un Estado democrático no hay otra cosa que la Ley.
-¿Con el horizonte final del artículo 155 de la
Constitución?
-No. No planteo eso. Esa norma \ la puede parar cualquier tribunal como han
parado muchas cosas en los últimos tiempos. Igual que, aunque no sea lo mismo,
se declaró ilegal a Batasuna: pura aplicación de la Ley.
-¿Qué opinión tiene de Josu Jon Imaz, actual presidente
del PNV, con respecto a su antecesor?
-No lo conozco, pero por lo menos en las formas parece una persona más
razonable, aunque lo importante que ha dicho desde el punto de vista político es
que no retira el plan Ibarretxe. En fin, habrá que darle su tiempo.
-Tras estas elecciones desaparecen de la política activa
Aznar, Pujol y Arzalluz. ¿Una nueva época?
-Se han ido tres personas muy importantes en la vida política española, es ley
de vida, y ahora vendrán otras. En este momento lo más importante es que España
tiene la mejor oportunidad que ha tenido en su historia reciente, porque lo que
pensábamos en el 96 no tiene nada que ver con lo que pensamos ahora. Hoy,
creemos que podemos estar en la Primera División, lo creemos. Somos la octava
economía del mundo, y lo ideal ahora es tener estabilidad institucional y poder
hacer una política económica como la de los últimos años. Y yo voy a trabajar
para eso, pero no depende exclusivamente de mí, también depende de lo que
quieran hacer los demás. Estoy dispuesto a hablar, pero también dejo claro que
hay cosas por las que no estoy dispuesto a pasar porque para eso no seré
presidente del Gobierno.
-¿Y para aprovechar esa oportunidad histórica se necesita
la mayoría absoluta del PP?
-La mayoría suficiente del PP es mucho más necesaria ahora, a la luz de las
circunstancias, que lo que pudo ser en otros momentos. Creo que es preferible
una mayoría a un Gobierno condicionado y creo que desde una mayoría se pueden
hacer las cosas mejor. La mayoría no es, en la actual situación de España,
sinónimo de problemas sino que puede serlo de todo lo contrario.
-Prometió que no habría revolución en las listas y no la
ha habido. ¿Un Gobierno Rajoy sería una revolución en caras?
-No. Un Gobierno Rajoy sería uno formado por la generación política del señor
Rajoy y por algunas personas nuevas a las que hay que ir dando paso.
-¿Y hay alguien fijo?
-No. No hay nadie fijo.
-Usted ha visitado a Blair, a Chirac y a Schröder, pero no
a George Bush. ¿Significa algo esto?
-No significa nada. Yo apuesto por continuar lo que ha hecho España en la Unión
Europea, apuesto por Europa, pero creo que esa apuesta es compatible con tener
una buena relación con los Estados Unidos, que es la primera potencia del mundo,
y además lo quiero porque allí hay más de 40 millones de personas que hablan
nuestro idioma y representan grandes oportunidades que hay que aprovecharlas.
-¿No cree que hay que recomponer la relación con Europa?
-Hombre, a mi campaña electoral han venido a apoyarme dos dirigentes europeos,
el señor Durao y el señor Raffarin. Creo que la relación con Europa no es mala,
es verdad que pudo haber problemas en su momento por posiciones distintas en el
tema de Irak y hemos tenido nuestras polémicas también por la Constitución
Europea porque hemos dicho que no es aceptable que nos pongan un papel que
cambie lo suscrito en Niza y nos digan «lo tomas o lo dejas». Así no se hacen
las cosas.
-Y en cuanto a Irak, si el 30 de junio no hay mandato
claro de la ONU para seguir allí, ¿se replantearía la situación de nuestras
tropas?
-Nos iremos de Irak cuando hayamos cumplido nuestra misión y ojalá que eso sea
lo antes posible. Pero no se puede dejar a 26 millones de ciudadanos abandonados
a su suerte. Es verdad que siguen produciéndose atentados terroristas
gravísimos, pero también que todos los grandes servicios públicos ya están
funcionando con una relativa normalidad. Si las tropas de todos los países que
están allí se fueran, aquello se convertiría en una auténtica selva. Por ello,
nos iremos cuando se vayan todos los demás y cuando Irak sea un país democrático
y con sus derechos y libertades. Desde luego, yo no voy a decir que nos iremos
antes para hacerme el simpático.
-¿Y qué diría a los electores que ahora dudan sobre el
tema de las armas de destrucción masiva?
-Primero, que Sadam organizó una guerra con Irán en la que murió un millón de
personas; segundo, que invadió Kuwait; tercero, que usó armas químicas contra la
población chií y kurda de su país; cuarto, que durante años, el Consejo de la
ONU, por unanimidad, le exigió que destruyera las armas de destrucción masiva o
que, al menos, dijera qué había hecho con ellas; quinto, que la ONU mandó a los
inspectores para saber si las había destruído o aún las tenía; sexto, que el
debate en la ONU no fue sobre si las había o no, sino sobre qué había que hacer
si Sadam no cumplía lo que la propia ONU llamó «su última oportunidad»... Y les
diría otra cosa: que 26 millones de personas estaban sometidas a una brutal
tiranía y ahora, aunque el momento es difícil, tienen una esperanza.
-Otro asunto de campaña es, como siempre, TVE. ¿Cómo
piensa afrontar su «agujero negro» económico?
-Debemos ineludiblemente afrontarlo en la próxima legislatura. Estamos hablando
de 100.000 millones de las antiguas pesetas de déficit cada año y de una deuda
acumulada de un billón. Iniciamos la incorporación de TVE a la SEPI en la pasada
legislatura pero es evidente que así no podemos hacerlo y tendremos que
afrontarlo de otra manera porque es ya insostenible.
-Y no sólo el modelo financiero, sino la propia televisión
pública...
-Estoy dispuesto a convocar a los otros partidos y hacer un modelo de televisión
pública igual en toda España. A mí no me vale que alguien diga que el director
de TVE lo va a nombrar de una forma o de otra: las reglas del juego deben ser
iguales para las televisiones autonómicas. Ahora dice el PSOE que el modelo es
intolerable, pero lo dice cuando su partido acaba de nombrar a un ex ministro
socialista director de la Radio y Televisión de Cataluña, y que además es
miembro del Consejo Nacional del PSC. Eso no me lo creo.