LAS EXPLICACIONES QUE DEBE ZAPATERO

 

 Editorial de   “ABC” del 27/04/2004 

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Desde que Rodríguez Zapatero anunciara, al día siguiente de su toma de posesión, que había ordenado el regreso inmediato de las tropas destacadas en Irak no han cesado los acontecimientos que desmienten las razones de esa decisión. Dijo entonces que «tanto las manifestaciones públicas de los principales actores implicados en el conflicto, como los contactos mantenidos por el ministro de Defensa» no aportaban «indicios que permitan prever una variación sustancial en la situación política y militar existente en Irak». Hoy, en el Congreso, el jefe del Ejecutivo deberá aclarar quiénes fueron sus interlocutores y quiénes dieron esa información a quien todavía no era su ministro de Defensa. Debe hacerlo porque «los principales actores implicados en el conflicto» no han hecho otra cosa en los últimos días, incluso antes del anuncio de retirada, que comprometerse en obtener una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el futuro político de Irak. El secretario general, Kofi Annan; Bush y Blair; Lakhadar Brahimi, asesor especial de la ONU para Irak; la UE y otros gobiernos «implicados» en Irak se han manifestado a favor de la nueva resolución antes del mes de junio. Ayer mismo, en ABC, Kieran Prendergast, vicesecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, declaraba estar seguro «de que habrá nueva resolución sobre Irak antes del 30 de junio».

Todos menos el Gobierno español, que condicionó su permanencia en Irak a dicha resolución, y por eso también deberá explicar Zapatero qué gestiones realizó para conseguir la aprobación de una nueva resolución que no sólo daría cobertura multilateral a la presencia militar española, sino que restauraría el Derecho Internacional vulnerado. Los hechos apuntan a que la apelación a la ONU no fue más que una argucia electoral, que se vuelve contra la ONU misma y que ha mermado la capacidad de influencia de España en el proceso diplomático sobre el futuro de Irak ¿Qué hará el Gobierno si finalmente el Consejo de Seguridad aprueba una resolución que dé el control político a la ONU? Probablemente exigir el control militar, condición que no aparece en el programa electoral del PSOE y que el Consejo de Seguridad resolvió en los puntos 13 y 14 de la resolución 1.511 (16-X-2003) al autorizar la fuerza multinacional y pedir a los Estados miembros que le presten asistencia, «incluso fuerzas militares». No obstante, Zapatero pronto podrá acreditar la firmeza de su compromiso internacional con la respuesta a la petición de la OTAN para que envíe más tropas a Afganistán, tal y como planteó como compensación a la salida de Irak. Hoy es un buen día para anunciarlo, porque en Afganistán se combate con mandato de la ONU, la OTAN es una organización multilateral y el objetivo antiterrorista -Al Qaida- está definido.

El repliegue de las tropas no está siendo el festival por la paz que se dibujaba en los discursos del Gobierno. Menos aún se están cumpliendo las exigencias de seguridad que justificaron la precipitación del retorno. Desde su anuncio, nuestro contingente está sufriendo continuos actos de hostigamiento. Los más graves se han producido en las últimas 48 horas, con dos emboscadas en Diwaniya, saldadas con ocho terroristas iraquíes muertos en legítima defensa de los soldados españoles. Éste es el salvoconducto de Moqtada el Sadr, cuya última mofa ha sido ofrecer flores de despedida a cambio de armamento, cuando el Ejército Mahdi que él controla es el que hostiga a la Brigada Plus Ultra. La burla es una anécdota, pero no la debilidad que los terroristas aprecian en la posición española y que sirve de aviso a otros países presentes en Irak.