HAY MUCHA GENTE ROTA

 

 Artículo de César ALONSO DE LOS RÍOS  en  “ABC” del 20/04/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

HAY mucha gente rota, por dentro, en este país. No porque los suyos perdieran las elecciones -que son personas de buen conformar político- sino porque las cosas hayan sucedido de un modo tan extraño, tan difícil de explicar por unos sociólogos.

Porque lo que hay es abatimiento. Una inmensa tristeza, y no ya por razones personales. Se trata de España. Hay conciencia de que alguien ha conseguido torcer la buena marcha de la sociedad española y que hemos entrado en uno de esos periodos de involución, de enclaustramientos colectivos y de guerras interiores. Se teme que de esta fractura salga algo, a su vez, anormal.

Creo que interpreto los sentimientos de una parte de la calle si digo que los hechos que se produjeron a partir del 11 de marzo supusieron una desviación del proceso democrático y que sufrió una enorme violencia la voluntad popular. Extrañamente la reacción del 11 de marzo fue, en España, la inversa de la que produjo el 11 de septiembre en Estados Unidos. Claro que el pueblo norteamericano es capaz de ir a morir a Normandía por defender la civilización mientras los españoles preferimos matamos entre nosotros, en casa. Los pacifistas españoles están por la guerra en el interior y por la servidumbre en el exterior.

Se abrió el Parlamento que según Zapatero y según Marín deberá ser recuperado como el centro de la vida política y ya en esos mismos momentos se daba la espalda a la realidad. Pero ése va a ser el método de ahora en adelante. El candidato a la Presidencia, señor Zapatero, despachó la masacre más grande que ha vivido un país europeo con una mera frase de compromiso. Después de la pérdida de doscientas vidas y un trauma colectivo histórico el Parlamento español no fue capaz de hacer una reflexión, ni proponer una investigación... Tierra encima de los cadáveres. Tierra encima del dolor. Eso sí, buen talante.

MALOS presagios han sido éstos para la vida democrática. Acababa de comenzar la legislatura, aún no habían tomado posesión todos los ministros y, desde luego, no había recibido aún su cartera el ministro de Defensa cuando ya estaba anunciando el señor Zapatero la retirada de las tropas de Irak: ¡un domingo por la tarde y fuera del Parlamento! ¿Qué mosca le podía haber picado a Zapatero el domingo por la mañana para verse obligado a romper las maneras democráticas con este anuncio dominical? ¿Tan grave les había parecido el informe de Fernando Múgica en «El Mundo» para tener que taparlo con esta intempestiva retirada de las tropas? Repito, éste será el método de ahora en adelante. Por supuesto, con buen talante. Zapatero dialogará con la «oposición» sobre la retirada de las tropas, una vez producida ésta.

OIGO crecer la hierba del totalitarismo. El divorcio entre el discurso y la práctica, el diálogo y los hechos consumados, la prédica de las buenas formas y la demagogia rampante. Aquí sucedió algo muy grave entre los días 11 y 14 de marzo y aún no tenemos las claves de ello, aunque sí la tristeza de muchos miles de ciudadanos. Porque hay que estar sordos y ciegos para no ver hasta qué punto hay tantas gentes rotas por dentro en este país, en estos momentos.

Desde hace tiempo vengo oyendo crecer la hierba de un nuevo totalitarismo, disimulado ciertamente aunque no exento de sus elementos sustanciales y concretamente del más característico: la demagogia. Hemos entrado en esta fase de la demagogia metódica. Las gentes lo advierten y quizá por ello el proceso que comenzó el 11 de septiembre es el de una inmensa tristeza que alcanza incluso a los vencedores.