LA IGLESIA TOPA CON EL PSOE

 

 Artículo de César Alonso DE LOS RÍOS  en  “ABC” del 27/07/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

EL PSOE ha abandonado la lucha de clases por la sexual, de género y la territorial. Sus arquetipos no son ya Pablo Iglesias y Kautsky, sino Montilla y Cerolo. De los enemigos tradicionales, los llamados poderes fácticos, tan sólo le queda la Iglesia: la Banca es un aliado y el Ejército no sólo se ha curado de las tentaciones golpistas, sino que se apoya en una tropa de mercenarios pacifistas.

Hasta hace poco la Iglesia española quiso creer que era posible la cohabitación con el PSOE. Había una lógica en ello. Por un lado, es un partido lleno de católicos y, por otro, la doctrina social de la Iglesia no es contradictoria con los postulados socialdemócratas. Pero la jerarquía de la Iglesia no había caído en la cuenta de que la pérdida de los objetivos clásicos del socialismo le iba a obligar al PSOE a buscar otros nuevos, entre ellos el laicismo, esto es, el enfrentamiento con la Iglesia. Mientras se iba difuminando el ideal igualitarista y se aceptaba la economía de mercado, pasaban a la consideración de interés estratégico cuestiones relacionadas con el mundo de «la moral y buenas costumbres», que justamente la Iglesia considera como la inmoralidad y las malas costumbres. Así el matrimonio de homosexuales, la adopción de hijos por parte de éstos o el aborto libre...

Si tradicionalmente el enemigo de los socialistas había sido el «capital», aunque a veces también la religión como opio del pueblo, ahora dejaba su lugar casi en exclusiva a aquélla.

EN este segundo periodo del PSOE en el poder, Zapatero ha roto con el pasado en el campo de las relaciones con la Iglesia. Ha dejado de entender la aconfesionalidad del Estado de un modo favorable para la religión católica (al fin y al cabo es y ha sido históricamente la hegemónica) y ha pasado a defender una actitud laicista, es decir, opuesta nítidamente a las expresiones católicas en los ámbitos públicos. El Gobierno de Zapatero ha amenazado con suprimir la casilla dedicada a la Iglesia en la declaración de la renta y está demostrando que va a ir a por todas en materia de educación. Que la Administración socialista proponga la enseñanza del islamismo precisamente cuando se están expulsando de la educación las clases de religión -católica- es toda una declaración de guerra.

PERO, ¿acaso la Iglesia no ejerce su autoridad sobre los católicos, incluidos los votantes y militantes del PSOE? Hay que reconocer que no. Prefieren el partido. La Iglesia queda para la Cofradía. En este sentido, el caso del alcalde Vázquez es una excepción al rechazar la posición del PSOE en relación con el aborto, pero, aun así, no lo considera causa suficiente para la ruptura: lo reduce a un problema de conciencia.

Si en el pasado los Gobiernos socialistas llegaron en algún momento a la confrontación, no fue porque lo estuviesen buscando. Ahora es distinto. Están poniendo las bases para una guerra de religión que parecen necesitar. Para el Gobierno de Zapatero el laicismo es una muestra de talante abierto, ilustrado, afrancesado, acompasado a los tiempos, cívico (republicano a lo Petit) y escrupuloso en la aplicación del principio de separación de la Iglesia y el Estado. Es una estrategia fríamente calculada de la que el partido espera sacar rendimientos electorales muy altos. Para que su batalla sea fecunda esperan que la respuesta de la Iglesia, de sus medios, pueda ser calificada de integrista.