¿PRESIDENTE O LÍDER?

 

 Artículo de César ALONSO DE LOS RÍOS  en  “ABC” del 05/10/04

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 El formateado es mío (L. B.-B.)

 

Comienza la era Rajoy en los términos previstos. El presidente de honor, J. M. Aznar, hará el papel de fiscalizador que no permitirá arrepentimientos respecto a la política atlantista que mantuvo el PP en el pasado y, de forma muy directa, en relación con la guerra de Irak, así como con la lucha antiterrorista. La relación de fuerzas en el interior del partido seguirá siendo la que se ha expresado en el congreso y que, hoy por hoy, podríamos definir como un enfrentamiento discreto entre aquellos dirigentes a los que se les atribuye un mayor amor por los principios (Ángel Acebes, Esperanza Aguirre, Jaime Mayor...) y aquellos otros con una mayor fama de pragmatismo o «centrismo» (Ruiz-Gallardón y una parte del entorno de Rajoy).

Una novedad significativa: se ha dado carpetazo desde un punto de vista partidario a la investigación sobre el 11-M. El nuevo presidente lo resolvió con un juego de palabras muy suyo: «Todo el mundo sabe que pasó lo que pasó el día 14 de marzo, y eso es ya sólo pasado». O algo así.

Al fin vamos a poder comprobar si Rajoy es un líder o si José María Aznar le cooptó como administrador de su herencia contando con una victoria del PP. Quizá por esa razón Mariano Rajoy quiso dimitir la noche misma del 14. Nos lo habían contado algunos testigos y ahora lo ha reconocido él mismo públicamente.

A estas alturas yo no sé si MR va a demostrar que es el líder que necesita la derecha española. Sí sé que para serlo tiene que dirigir y que eso implica ir por delante, y me temo que no esté muy convencido de esa necesidad. Es más: si en general pienso que un líder debe explicar de forma muy clara su modelo de sociedad y plantear las relaciones con los otros partidos a partir de aquél, con mucha mayor razón en los momentos tan especiales que estamos viviendo. En primer lugar, el Partido Socialista se ha lanzado a una empresa de cambios radicales que por su alcance podríamos calificar como una mini-revolución cultural, habida cuenta la subversión moral que supone. En segundo lugar, es muy probable que, una vez cumplida esta tarea, el PSOE adelante las elecciones generales para conseguir la mayoría absoluta que le exige el cambio de modelo de Estado.

ESTAMOS ante una hipótesis tan razonable desde el punto de vista del PSOE que sería suicida no planteársela. Ahora bien, aceptarla supondría por parte de Mariano Rajoy y del PP entrar en una dinámica de tensión ideológica parecida a la que se está viviendo en el PSOE. En definitiva, el PP tendría que proponer una estrategia global -moral y estatal- y asumir la lógica de la confrontación. No estoy hablando de una radicalización de posiciones. Tan sólo de respuestas congruentes. ¿Es líder para ello MR?

ES posible que, al llegar a este punto, alguien pueda pensar que estoy concediendo a ZP y a su partido una capacidad de movilización ideológica excesiva. No están solos.
El papel de los socialistas es el de recoger las aspiraciones que les trasladan los colectivos vinculados a la izquierda y a los nacionalistas. Así que el liderazgo de Zapatero estriba en su capacidad para hacerse cargo de todo sin escrúpulos. Su inanidad personal y su disponibilidad le convierten en un instrumento realmente peligroso. Por lo mismo, el liderazgo que se le puede oponer es muy complicado, y también por esa razón MR puede verse tentado a atender los consejos de los medios periodísticos de la izquierda, según los cuales lo más razonable sería entrar en un clima de diálogo, de distensión, de dejar hacer...

Yo creo que MR es muy consciente de la dificultad que supone gobernar, puesto que ya lo ha hecho como vicepresidente y, por cierto, muy bien. Lo que yo no sé es si imagina cuál va a ser la tarea que les espera ahora a él y a su partido. A juzgar por su discurso congresual y por su actitud, me temo que aún no lo sabe.