LA BANDERA Y EL HIMNO, ABOFETEADOS POR CAROD-ROVIRA

 

 Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española,   en “La Razón” del 09/05/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

¿No se le cae la cara de vergüenza a nuestro flamante presidente del Gobierno? ¿No se les cae la cara de vergüenza a su titular de Defensa y a los nuevos y parlanchines ministros? ¿El talante y el diálogo significan arriar los pantalones para favorecer el trato con aquellas que vejan la dignidad nacional?
   Que en un acto importantísimo y de alcance internacional al que asiste el Rey no se pueda interpretar el himno nacional y se regatee hasta el último momento la presencia de la bandera que simboliza la unidad de España, es algo tan deleznable que existen pocos calificativos para expresar la estupefacción indignada del ciudadano medio.
   Ciertamente, el alcalde socialista de Barcelona depende del apoyo de Carod-Rovira. Ciertamente, el presidente socialista de la Generalidad depende del apoyo de Carod-Rovira. Ciertamente, el presidente socialista del Gobierno español depende del apoyo de Carod-Rovira. Este caballerete, con el quince por ciento de los votos de Cataluña, se ha convertido en árbitro del Ayuntamiento de Barcelona y del Gobierno regional y, además, del Gobierno de la nación. A Carod-Rovira le revienta con j de joder el himno nacional, la bandera constitucional y todo lo que simbolice o recuerde a nuestra gran nación, de la que Cataluña es una de sus regiones más relevantes. Pero que en un acontecimiento del alcance del Fórum de Barcelona se margine el himno nacional y se regateen la presencia y la preferencia de la bandera de todos, eso no tiene nombre.
   Así es que hoy corresponde a esta columna enrojecer de vergüenza, cosa que no han sabido hacer ni el presidente del Gobierno ni sus ministros, como tampoco han sido capaces de imponer la dignidad de España, abofeteada impunemente por Carod-Rovira que negoció con Josu Ternera, ese hombre de Estado, que los terroristas siguieran matando en España, si ésa era su estrategia, pero no en Cataluña porque Cataluña no es España.