LA LECCIÓN AUSTRALIANA

 Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española,  en “La Razón” del 15/10/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Australia es una Monarquía parlamentaria libre y democrática. Australia es una nación joven en la vanguardia del mundo. Australia debe su nombre al navegante Fernández de Quirós que la bautizó así, Austrialia del Espíritu Santo, al alborear el siglo XVII, en homenaje a su rey español Felipe III de Austria. Australia no tiene una historia ni tan antigua ni tan heroica como España, pero aprendió, como parte del Imperio británico y hoy de la Commonwealth, lo que hace fuerte y respetable a una nación seria: el cumplimiento de sus compromisos.
   España mostró su apoyo a la guerra de Iraq pero no participó en ella. Se ha mentido hasta la náusea en este sentido. Tras la victoria norteamericana y británica, la ONU, por unanimidad de su Consejo de Seguridad, pidió ayuda a las naciones del mundo para la reconstrucción y la pacificación de Iraq. Australia, como España y otras treinta y dos naciones, envió tropas respaldadas por la decisión de la ONU. Incluso a los que desde el primer momento estuvimos en contra de la guerra de Iraq, nos pareció bien contribuir a la pacificación y reconstrucción del país. Un compromiso electoral demagógico y una victoria inesperada condujeron a un hombre de sólito prudente y discreto a retirar precipitadamente las tropas españolas de Iraq, incumpliendo un compromiso internacional serio, en un acto de cobardía impropio de una nación como España que ha demostrado a lo largo de la Historia valor y seriedad. No nos siguió casi nadie a pesar de la invitación pública que hizo el presidente del Gobierno español a las otras naciones, de forma insólita y un tanto pueblerina. Y nos hemos ganado el desprecio de todos hasta el punto de que nuestros militares son tratados con sarcasmo allí donde cumplen misiones internacionales. La cobarde actitud del Gobierno socialista ha sonrojado a los españoles serios.
   Con su decisión precipitada y vergonzante, el Gobierno de Zapatero ha convertido a España ante los ojos del mundo en un país decadente y miserable. El pueblo australiano, en fin, acaba de dar una soberana lección a España al votar por mayoría absoluta a John Howard, el político que envió sus tropas a Iraq en cumplimiento de la petición de la ONU. A ningún ciudadano le gusta poner en riesgo a los soldados aunque sea en una misión de paz y reconstrucción. Pero el decoro nacional exige mantener en su puesto a los militares cuando se ha contraído un compromiso. Y así lo ha entendido el pueblo australiano.