FELIPE GONZÁLEZ

  Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española en “La Razón” del 21.01.2004

 

No me quiero sumar a las palabras deshabitadas ni a la cicatería montaraz con que se ha recibido la noticia de que Felipe González se retira de la política directa. El análisis histórico serio reclama desembarazarse de los escapularios ideológicos. Exige objetividad. No son serias las descalificaciones albañales. Felipe González ha sido el gobernante democrático de más relieve en el siglo XX español. Canalejas, Dato, Romanones, Maura, Azaña, Suárez... no resisten la comparación con él. El balance de sus trece años largos de Gobierno es altamente positivo; el de sus primeros ocho, sobresaliente.
   Felipe González mostró su músculo político cuando, tras vencer arrolladoramente en 1982, se instaló en la moderación y en una idea nacional de España. Con él se consolidó el sistema constitucional y sus instituciones. Con él se superaron las dos Españas de la guerra incivil. Con él se recuperó el nervio español en el extranjero. Con él se esfumaron bolsas tradicionales de pobreza. Con él se robusteció la imagen internacional española, a lo que contribuyó el éxito de la Olimpiada y la Expo. Con él la Iglesia católica se sintió respetada desde la izquierda. Con él, en fin, el Estado situó a Don Juan de Borbón en el lugar que le correspondía tras enfrentarse a la dictadura, desde el exilio, durante más de treinta años. El decreto que el Gobierno de Felipe González puso a la firma del Rey a la muerte de su padre es históricamente admirable. Don Juan reposa hoy en el Panteón de Reyes de El Escorial. Allí, entre mármoles y bronces viejos, habrá explicado la lección amarguísima del destierro y la injusticia a los monarcas que, con el pueblo, escribieron la Historia de España.
   Junto a tantos aspectos positivos de la gestión de Felipe González, también los hay negativos, sobre todo en los cuatro últimos años de su Gobierno, con la crecida del paro, la corrupción que no supo detener un hombre honrado que personalmente jamás se llevó un duro, con el enredo de los Gal, con algunos ministros o ministras infumables, si bien ha tenido a su lado hombres de primera como Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero, cuando todavía joven y con posibilidad clara de volver, el líder socialista anuncia que no figurará en las listas al Congreso, la objetividad periodística y la justicia histórica exigen el reconocimiento de lo que ha hecho. He combatido a Felipe González durante muchos años en todo aquello en lo que, en mi opinión, erraba. Pero ha sido en muchos aspectos el político más importante del siglo XX español. Gobernó con auténtico sentido de Estado.