LAS SUCESIONES GALLEGAS

 

  Artículo de PEDRO ARIAS VEIRA en “La Voz de Galicia” del 14.09.2003

 

EN GALICIA todo debe hacerse a modo , el teorema fundamental de nuestra vida social es el de que quien se precipita pierde. Ya dijo Cela que aquí el que gana es quien más resiste. Nuestro Mariano Rajoy aplica la sutileza gallega, no amenaza con exclusiones sino que sugiere un aplazamiento tranquilo para los legítimos aspirantes a la sucesión de don Manuel. Que nadie pida el reparto de la piel del oso antes de cazarlo. Como afirmó Parménides, «nada es ni nada cambia, sólo el ser es». Se posponen las nominaciones hasta después de las generales; entonces se verá como ha ido la cosa tanto en Galicia como en el resto de España. No es lo mismo planificar la sucesión a Fraga como aspirante a presidente del Gobierno, que desde La Moncloa. Y no será lo mismo hacerlo con mayoría absoluta que con minoría mayoritaria. Antes de repartir hay que hacer las cuentas electorales. Como dicen los juristas, el procedimiento lo es todo y en eso Mariano es un experto. Todos los aspirantes tendrán cancha para sumar fuerzas al proyecto común. Después, si la cosa sale bien, ninguno será excluido. Que nadie se ponga nervioso, que el gobierno moderno, cada vez más expansivo, es un juego de suma positiva. Habrá para todos y Rajoy corresponderá, que nadie se anticipe ni se sobrevalore. Mariano está fuerte y goza de capacidad disuasoria, a buenos entendedores sobran palabras.

En el BNG lo tienen más difícil. Deben proceder a una renovación provocada por la insatisfacción electoral, por un revés político. El problema esencial es el diagnóstico de fondo: ¿se bajó en las autonómicas y se perdieron las alcaldías urbanas por culpa del liderazgo de Beiras o por culpa de la dirección mayoritaria de la UPG? El gran dilema de la formación es que sólo pueden responder unilateralmente, deben atribuir el fracaso a Beiras, porque de lo contrario tendrían que proceder a una completa refundación del Bloque. Lo que pasaría por la disolución de todos sus partidos, hoy tendencias organizadas con poderes desiguales, para la creación de una sola organización, nueva dirección y un liderazgo meritocrático y electoralmente competitivo. No van por ahí los tiros, más bien parece que se pretende designar a un candidato débil, que no altere la correlación de siglas y esperar a que los errores de otras fuerzas políticas les permitan salir del trance.

En el PSOE gallego hay mar de fondo y calma aparente en superficie. Los problemas de Zapatero en España pudieran provocar su forzada dimisión si no cumple las expectativas en las próximas generales. Antes habrá de pasar la prueba de las autonómicas madrileñas y después por las catalanas con un Maragall por libre. Touriño esta razonablemente sólido en Galicia, pero lo que ocurra con Zapatero-Blanco puede afectarle y no goza de unanimidad en el terruño. De momento el músculo duerme pero la ambición no descansa en el seno de sus filas.

El nuevo curso político promete ser muy interesante.