LA VICTORIA DEFINITIVA O EL CANTO DEL CISNE

 

  Artículo de JOSEBA ARREGI en “El Correo” del 05.10.2003

 

 

La victoria definitiva o el canto del cisne. O una victoria que no consigue nada y un cisne que en su belleza esbelta oculta una enorme capacidad de violencia. Aunque en realidad nada importa. Porque las palabras no valen nada ya, ni significan nada como instrumentos de comunicación. Sólo sirven como manifestación de la subjetividad de quienes son incapaces de romper su propio autismo y solipsismo, ocultando los verdaderos intereses de poder en juego. Es curioso contemplar cómo, cuánto más a la izquierda se esfuerzan por colocarse algunos, más olvidan lo mejor de la crítica ideológica de Marx.

El lehendakari vuelve a presentar, después de un año, el mismo plan, con más aristas, invocando diálogo, cuando las opiniones contrarias han rebotado en él como la pelota (la piel) en el frontis (en la piedra). Invoca la convivencia, cuando a lo que aspira, en todo caso, es a liderar exclusivamente el mundo nacionalista. Invoca la paz, cuando entrega la llave que conduce a ella a quien hasta ahora la ha hecho imposible, a ETA. Las palabras en sí mismas, las bonitas, las que sólo valen como banderín de enganche, como piezas de máscaras engañosas, no sirven como vía para entender el significado de la propuesta. Ni diálogo, ni convivencia, ni paz, ni amabilidad, ni esperanza, ni ilusión, ni alternativa, nada de todo eso significa lo que pretende. Nos hemos perdido demasiadas veces en debates engañosos.

Dejemos, pues, de lado las palabras enganche y vayamos a los hechos que quiere instaurar la propuesta, a su sustancia. Se trata, dice el lehendakari, de una propuesta que va a acabar con ETA. Creíamos que la vinculación de las cuestiones políticas con la consecución de la paz, después de Estella/Lizarra, después del desastre de la tregua, era ya algo superado. Leíamos recientemente lo que decía el consejero de Interior: para acabar con ETA, lucha policial. Habíamos escuchado, hace tiempo es cierto, lo que decía el propio lehendakari: paz por paz, y no paz por autodeterminación, no paz por diálogo y negociación, como decían los Otegi y Egibar. Pero no. Vuelta atrás. Para que ETA acabe, cambio del marco político. El futuro político de la sociedad vasca en función del futuro de ETA. Ni esperanza, ni ilusión, ni futuro: vuelta al túnel del tiempo, a la propuesta de volver a enterrar a los asesinados por ETA, para que ésta, satisfecha con el nuevo sacrificio, deje de matar. Es la negación objetiva de la verdad de las víctimas, el haber sido asesinadas por ser estorbo en la Euskadi que quieren los terroristas, oculta tras la grandilocuente y vacía manifestación de cercanía hacia ellas. Además en un momento en el que ETA se encuentra debilitada gracias a las actuaciones penales del juez Garzón y a la ilegalización de Batasuna.

Una propuesta que ciertamente hace referencia al artículo estatutario que prevé su modificación, pero que anula dicha referencia cuando afirma que, haya o no acuerdo con el Estado, será aprobada por referéndum de la sociedad vasca. Una propuesta, pues, que prevé sustituir la definición y constitución políticas de la sociedad vasca a través de pacto -Estatuto de Gernika- por las de la mayoría nacionalista -si la hubiera-. No es una propuesta de reforma estatutaria, sino de ruptura con el Estatuto de Gernika, ruptura con la parte que sigue considerando que el pacto estatutario es garantía y condición de su libertad ciudadana. Porque -aunque algunos lo hayan olvidado- la convivencia con el Estado, con España, viene obligada por la convivencia entre vascos, porque ni el Estado ni España son extraños, exteriores, ajenos a la sociedad vasca, sino elementos constitutivos de ella. Al igual que España no puede ser sin una profunda distribución autonómica del poder. Ése es el significado del pluralismo. No interpretaciones voluntaristas, piadosas, de moralina barata.

Los reyes de la antigua Roma, cuando morían, eran embalsamados con la intención manifiesta de que el pueblo no percibiera ruptura en la continuidad del Estado encarnado en la persona del rey, y para que no se abrieran las puertas a la violencia siempre amenazante en toda sociedad. Esa costumbre existió también en la Edad Media, poniendo nuevamente de manifiesto la necesidad de dar continuidad al Estado por medio de su encarnación personal. La referencia al artículo 43 del Estatuto de Gernika en el plan Ibarretxe cumple la misma función: embalsamar al muerto, en este caso el Estatuto, hasta que haya repuesto. Surgen, sin embargo, varios problemas. El dicho de que a rey muerto, rey puesto indica que el período de sustitución tiene que ser breve. ¿Cuánto tiempo puede aguantar una sociedad con el ordenamiento jurídico e institucional que la constituye como sujeto político y dota de legitimidad a la organización del poder en situación de embalsamamiento, de suspenso, de preentierro? Claro que aunque el Estatuto de Gernika se encuentre en el tanatorio, la Constitución española sigue existiendo y siendo válida. Contradicciones de la Historia: cuanto más muerto el Estatuto, más necesaria la Constitución española como garantía de los derechos y libertades de los ciudadanos vascos, incluso para aquellos para quienes la Constitución sólo era aceptable, aceptable con el Estatuto de Gernika incorporado, gracias a él.

Abundando: con el Estatuto de Gernika embalsamado y en el tanatorio, la sociedad vasca pierde su institucionalización, se divide, se desintegra, deja de ser un sujeto político. Pero sin sociedad no hay nación. El nacionalismo vasco, en su últimamente apresurada carrera hacia el triunfo final, está perdiendo en el camino aquello que le justifica, la nación posible, la sociedad vasca. La nación vasca es imposible como sociedad dividida. Pero ése es el camino elegido por el nacionalismo vasco actual en contra de su centenaria tradición.

Muchos analistas han subrayado que en la última, por ahora, presentación del plan lo novedoso radica en el calendario que nos coloca en la primavera de 2005, aunque esa fecha tenga su condición -siempre dependiendo de quién hable-, la voluntad de ETA. Se puede interpretar esa fecha como el último plazo antes del cual conviene tener preparadas las maletas, las reales, para emprender el camino del exilio, o las imaginarias para entrar en el exilio interior, rompiendo cualquier relación con la realidad exterior que se instaure en aquella fecha.

Pero quizá, y esperando contra toda esperanza, se puede interpretar dicha fecha como el momento en el que quienes de verdad creemos no en el nacionalismo por sí mismo, sino en la nación vasca posible, tengamos que volver a ponernos a trabajar para reconstruir la sociedad vasca después del paréntesis y de la paralización en la que se encuentra mientras el nacionalismo termina de romper el nudo gordiano que él se ha impuesto a sí mismo, al no querer enfrentarse a su propia renovación obligada por los profundos cambios producidos en el más de un siglo de su existencia.

Como pude escuchar una vez a un parlamentario nacionalista vasco, nos encontramos ante un misterio de la Historia: un partido que tira por la borda su mejor y mayor conquista histórica, el Estatuto de Gernika. Pero en el contexto en el que se ha producido todo este proceso conducente a la propuesta del lehendakari, ha tomado fuerza la idea de que no hay un camino hacia la solución, sino que el camino mismo es la solución, en una interpretación curiosa de los versos de A. Machado que dicen al caminante que no hay camino, que éste se hace al andar.

Quizá debiéramos todos recordar estos otros versos del mismo poeta: «El ojo que ves no es/ojo porque tú lo veas;/es ojo porque te ve. Para dialogar,/ preguntad primero;/ después...escuchad... Todo narcisismo/ es un vicio feo,/ y ya viejo vicio... Mas busca en tu espejo al otro,/ al otro que va contigo... Nuncas traces tu frontera,/ ni cuides de tu perfil;/ todo eso es cosa de fuera... Busca a tu complementario,/ que marcha siempre contigo,/ y suele ser tu contrario... No es el yo fundamental/ eso que busca el poeta,/ sino el tú esencial... Enseña el Cristo: a tu prójimo/ amarás como a ti mismo,/ mas nunca olvides que es otro... Dijo otra verdad:/ busca el tú que nunca es tuyo/ ni puede serlo jamás... Con el tú de mi canción/ no te aludo, compañero;/ ese tú soy yo... ¿Tu verdad? No, la Verdad,/ y ven conmigo a buscarla./ La tuya, guárdatela».