LA UNANIMIDAD ES DE BORREGOS
Artículo de RAMÓN BALTAR en “La Voz de Galicia” del 10.09.2003
LOS INTERINOS de Ferraz tienen una
rara maña para encadenar errores no forzados con errores evitables. Por si no
llegaban los numeritos de la Asamblea de Madrid y la alcaldía de Marbella,
montan otro de lavado público de trapos sucios.
La veterana
dirigente Cristina Alberdi estaba hasta el moño de ver cómo los pilotos llevan
la nave socialista y decidió advertirles de que la nueva vía corre peligro de
terminar en vía de agua y zozobra. Los criticados creyeron que también esta
Cristina, como en la canción, los quiere gobernar y respondieron como suelen los
mediocres cerriles: cuando no saben contrarrestar los argumentos del oponente,
proceden a su degüello moral. (Si no pueden, entonces proclaman la riqueza de
las sensibilidades ).
Sacó primero la
navaja Caldera, cuyo nombre avisa querencia pendenciera, y la invitó nada menos
que a pasarse a la competencia popular. Se sumó luego a la caza una señorita de
mala baba y pocas ideas insultando a la criada respondona con insultos de
colegiala acusica, y cerró la faena Zapatero con la majadería de que si sólo
disiente uno entre tantos, la cosa carece de relevancia. La amenaza de un
expediente disciplinario y la petición del escaño con reintegro de sueldos
redondearon el retrato de la vergüenza.
El incidente
sugiere pérdida de poder de recuperación del PSOE. Aunque desideologizado, aún
mantenía altos dos de los indicadores básicos del grado de democracia interna:
la capacidad de elegir a su líder contra la voluntad de la cúpula y la de
garantizar la disidencia. Ahora dejan que desear.
No es buena
noticia para el sistema que los partidos estorben a sus militantes el ejercicio
del derecho a pensar en voz alta que tienen por ser ciudadanos. ¿Cómo
comprenderán las opiniones de otros quienes no escuchan la de los suyos?