OBJETIVO: POWELL

  Artículo de XAVIER BATALLA en “La Vanguardia” del 27.04.2003


Colin Powell, secretario de Estado norteamericano, atraviesa por un delicado estado político después de la victoria del Pentágono en Iraq. Newt Gingrich, el republicano que fue la bestia negra de Bill Clinton y que ahora se gana la vida como asesor de Donald Rumsfeld, jefe del Pentágono, ha lanzado esta semana un ataque preventivo contra el Departamento de Estado, al que acusa de haber puesto en peligro la campaña iraquí y, lo que aún parece peor, de no haber aprendido la lección.

Entre los próximos objetivos de la Administración Bush está la proclamación, la semana que viene, del final de la guerra, aunque ayer se eligió un mal momento, con la explosión de un depósito de armas al sur de Bagdad, para anunciar que está cercano el siguiente objetivo: la construcción de un jardín democrático en Iraq. La explosión provocó ayer, en la jornada 38.º del conflicto, manifestaciones antiestadounidenses por parte de los chiitas, que, respondones, esperan –cosas de la mayoría– que de la ocupación militar salga otro ayatolá Jomeiny. Pero Gingrich, que nunca habla gratuitamente, ha añadido ahora otro objetivo: la transformación del Departamento del Estado, el lugar de encuentro de los pragmáticos.

En un vitriólico discurso pronunciado en el American Enterprise Institute, laboratorio de ideas neoconservador que ha justificado en Iraq las generosas donaciones recibidas, Gingrich calificó al Departamento de Estado de “instrumento diplomático roto” que actúa desde “la acomodación y la cortesía”. “Los últimos siete meses han sido seis meses de fracaso diplomático y un mes de éxito militar”, dijo el ahora miembro del Defence Policy Board, órgano consultivo del Pentágono, que a continuación detalló los errores cometidos, en su opinión, por Colin Powell: primero, la aceptación de Hans Blix como inspector jefe “a pesar de que era claramente contrario a la guerra y estaba decidido a ganar tiempo para Saddam”; después, “la ineficacia del Departamento de Estado ante la campaña orquestada por Francia a escala mundial para minar la posición estadounidense”; y, finalmente, la “incoherente” actitud hacia Turquía, de la que no se obtuvo el apoyo contra Iraq.

Una vez apuntados los pecados de antes de la victoria, Gingrich repasó todo lo que el Departamento de Estado está haciendo mal ahora. Gingrich calificó de “ridículo” el propósito de Powell de viajar la próxima semana a Siria, cuya “dictadura sigue desarrollando armas de destrucción masiva”, y añadió que “es inimaginable que Estados Unidos acepte un sistema (para resolver el conflicto palestino-israelí) en el que la ONU, la Unión Europea y Rusia pueden superar la posición de Bush por tres votos a uno”. Después de la intervención en el American Enterprise Institut, la portavoz del Pentágono afirmó que las palabras de Gingrich no reflejan necesariamente la opinión del Departamento de Defensa. Y el colaborador de Rumsfeld añadió que Powell es “una figura extraordinaria”. El secretario de Estado, que preventivamente ha endurecido su discurso hacia Francia, aún no aparece en ningún naipe. Algo es algo.