BNG: PILOTO SIN NAVE, NAVE SIN RUMBO
Artículo de ROBERTO BLANCO VALDÉS en “La Voz de Galicia” del 10.09.2003
Aunque he de confesarles que las
metáforas marineras me han parecido siempre un pelín cursis, lo cierto es que el
confuso debate en que se ha instalado el BNG responde bastante bien, en mi
opinión, a la que ahora utilizo para titular esta columna.
De un lado, un
líder, Beiras, que desea pilotar, según sus propias palabras, una nave
inexistente. No digo, ¡Dios me libre!, que el Bloque no exista, sino que no
existe para él. El BNG, el de verdad, y no el que Beiras ha contribuido como
pocos a popularizar, ha decidido prescindir de quien durante años fuera su mejor
propagandista. Aunque el Bloque es una organización tan compleja como arcaica,
no es en esto, a decir verdad, muy diferente a las demás: los líderes le son
útiles mientras garantizan beneficios y dejan de serlo cuando pierden tal
capacidad.
Ha sido, así, el
techo de Beiras en las últimas elecciones autonómicas, dramático para él y para
quienes le sostenían en el Bloque (los dirigentes de UPG), el que lo ha
conducido finalmente a la posición poco airosa en que hoy está. Y es que los
partidos son, dicho en dos palabras, colectivos sin piedad.
Pero no es sólo
la existencia de alguien que apuesta por pilotar una nave cuya tripulación ha
decidido echarlo por la borda lo que caracteriza la situación del BNG. Es que,
además, esa nave carece de rumbo, pues abandonada su derrota (y nunca mejor
dicho) quienes siempre han controlado el BNG no saben hoy lo que han de hacer:
si retornar a la ortodoxia para, atrincherados en ella, conservar intactas sus
posiciones internas de poder en espera de que escampe; o si avanzar en el camino
de apertura, corriendo el riesgo de perder no sólo su poder sino también otra
vez las elecciones.
Ante esa
disyuntiva, los mandamases del BNG parecen dispuestos a tirar por el camino de
en medio y volver a algo parecido -sólo parecido- a lo de antes: es decir a una
especie de beirismo sin Beiras. De hecho, eso pretende la UPG que sea el
quintanismo. Con la notable diferencia, claro está, de que mientras Beiras era
un independiente incontrolable, Quintana será todo lo contrario: un
independiente disciplinado y obediente.
¿Les saldrá bien
su jugada a la UPG? Es muy dudoso: porque el beirismo, como modelo, exige contar
con alguien como el veterano profesor compostelano. Un tipo de genio en todos
los sentidos, atrabiliario muchas veces, arrogante casi siempre e insolente en
ocasiones, pero con la capacidad de seducir propia de los seres singulares, solo
parecidos a sí mismos. De Quintana todo lo que se podría decir, frente a ese
volcán en permanente erupción llamado Beiras, es que fue un buen alcalde de su
pueblo.