LA CUMBRE DE ZAPATERO

 

 

  Artículo de Fermin Bocos en “Diario Directo” del 29-8-03.

 

Cualquier pretexto es bueno para viajar a Cantabria e incluso sin él es muy recomendable pasar un fin de semana en Santillana del Mar.

En ese sentido,la dirección del PSOE ha elegido bien el lugar para celebrar la reunión política interna más arriesgada desde que José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido secretario general del partido.

Sobre el papel, el Comité Territorial se reúne para debatir el contenido de un documento en el que la dirección socialista plantea cambiar la Constitución para modificar el papel del Senado (quiere convertirlo en una Cámara de representación autonómica), facilitar reformas estatutarias y,de paso, dotar de más competencias a las comunidades autonómicas facilitando su presencia en Bruselas.

La propuesta es posibilista y totalmente constitucional -las reformas estatutarias que plantea se atienen al cauce de mayorías en instancias previstas en la Carta Magna (parlamentos autonómicos y Cortes Generales), pero, a mi modo de ver, el proyecto adolece de algo que en política resulta esencial: la oportunidad.

La política pasa por ser el arte de lo posible pero aún antes, es, o debería ser, respuesta a lo necesario. ¿Responde a estas dos premisas el proyecto de Zapatero? Esa es la duda. Porque, más allá de los sanedrines de los políticos, es evidente que en las calles de Mérida, Zaragoza, Toledo,Madrid,Valencia o Sevilla no hay un clamor reclamando la reconversión del Senado, ni tampoco hay manifestaciones en Barcelona pidiendo la reforma del Estatuto de Sau.

Lo que si hay, es un campaña feroz por parte del Gobierno y del PP -con el presidente Aznar como vocero principal- intentando trasladar a la opinión pública la consigna de que el Partido Socialista "no tiene una idea de España". Está claro que es una provocación y también que Zapatero ha entrado al trapo.De hecho, la cumbre de Santillana poría ser una respuesta a esa insidia pero al tiempo, también es la confesión de una debilidad pues la propuesta del líder socialista más que fruto de una reflexión sosegada sobre el modelo de Estado parece inspirada por la búsqueda de equilibrios políticos internos.

Hace diez años, cuando el PSOE gobernaba con mayoría absoluta,podría haber hecho todas estas reformas sin ningún problema.

A la vista está que quienes entonces decidían entendieron que no eran necesarias. Diez años después, ya digo, surge la duda acerca de la oportunidad porque en política, todo lo que se puede hacer no siempre es conveniente hacerlo.

Tengo para mi que en la cumbre de Santillana, Zapatero se juega algo más que un titular de periódico.