ECUADOR DEL FÒRUM

 

 Artículo de XAVIER BRU DE SALA  en “La Vanguardia” del  24/07/2004

 

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

El formateado es mío (L. B.-B)

 

No cabe duda de que los catalanes, con los barceloneses a la cabeza, seguiremos siendo defensores de causas perdidas, entre ellas y no en primer lugar la nuestra. ¡Qué remedio! Tampoco podemos hacer gran cosa más, si no es encerrarse cada cual en su casa a cultivar el jardín del propio cinismo, hijo de la impotencia. Pero después del Fòrum, ya no seremos los mismos especialistas en recetarios para arreglar el mundo, o ya no lo seremos con la misma ingenua fe. Quien ya sólo cree en las creencias se queda sin creencias. La distancia entre las buenas intenciones y el espanto cotidiano de las realidades más ingratas se revela insalvable.

Si vuelve a producirse un conflicto como el de Iraq, volveremos a salir a la calle, pero ya conscientes de que nadie nos va a hacer caso. Así que la influencia del Fòrum sobre el ánimo colectivo parece ya segura, aunque sea en negativo.

Pasemos por alto el episodio, bochornoso para todos, del desembarco de los trescientos en el paso del ecuador y hagamos un primer balance. El dossier de prensa que debería mostrar el eco internacional del máximo acontecimiento barcelonés desde los Juegos Olímpicos sigue brillando por su ausencia, y no es fácil que se arregle. Por otra parte, es unánime el elogio sobre la operación urbanística de crear otro polo de desarrollo en Barcelona, ampliando de paso un fachada litoral, la de levante, que quince años atrás parecía condenada a arrastrarse a perpetuidad. Unánime, salvo para los nuevos discrepantes de todo, que están abriendo una brecha a la izquierda de la izquierda, para consuelo y regocijo de la derecha opositora. Es cierto también que no pocos de los actos programados tienen un grado satisfactorio de aceptación. La programación del Fòrum Ciutat es por su parte tan notable que ha creado un fenómeno de sobresaturación. El número de exposiciones que no hay que perderse marea, y más si lo comparamos a la exigüidad habitual. Por poner dos ejemplos, es una lástima que la del esplendor del Mediterráneo, montada por el ICM, haya ocupado tan poco espacio mediático, y que la comisariada por Manuel Borja-Vilell en el Macba, magnífico discurso sobre la primacía de lo poético en el arte contemporáneo, esté pasando casi inadvertida. Añadan casi una docena más, de modo que podemos preguntarnos si no habría sido mejor desconcentrarlas en el tiempo a fin de poderlas digerir. También es cierto que las previsiones de visitantes del recinto Fòrum se han rebajado, con optimismo, en millón y medio, a pesar de que en estos días el calor no aprieta.

Con sus aciertos, sombras y contradicciones, añadan los que quieran, es bastante general la impresión de que el Fórum certifica, por así decirlo, el final del idilio de lo progre con los progres. A izquierda y derecha, todos se desmarcan menos los socialistas, con la esperanza de que carguen en exclusiva con el mochuelo del fracaso, o el éxito a menos que medias. Lo que empezó consensuado entre todas las administraciones de distinto signo, Consistorio del PSC, Generalitat de CiU y Gobierno del PP, ha acabado por circunstancias electorales y combinaciones de pactos y alianzas en manos sólo socialistas, que al estar casi solos en todas las plataformas de poder han perdido capacidad de seducción y arrastre. Una hipótesis explicativa podría consistir en la desilusión o descreencia a la que aludía al principio. En el 2003, hace tan sólo un año, el mismo Fòrum hubiera provocado una efervescencia hoy inimaginable. Tal vez dentro de un tiempo también, si bien ya es más dudoso. Pero el momento no es bueno. Y más que el momento, considerado como un breve espacio de tiempo poco propicio, la época en la que ha entrado el mundo, caracterizada por la imposición de buena parte de Occidente y el desgarro del islam, a la que hay que añadir la ausencia de vías de solución para conflictos como el del Próximo Oriente, las matanzas de Sudán, la desesperanza de gran parte de África, con la imparable epidemia del sida y otras enfermedades endémicas, entre ellas la corrupción, además de las graves incertidumbres provocadas por las fuentes de energía no renovable, asociadas por si fuera poco al peligro del terrorismo islamista.

¿Qué puede hacerse desde Barcelona sino charlotear? Sin el Fòrum, habríamos tardado bastante más en hacernos la dichosa y corrosiva pregunta. Pero el Fòrum ha dado la única respuesta posible: organizar el Fòrum, para comprobar el grado cero de su incidencia, que es la nuestra. Lo que se resuelva, o no empeore, lo hará a partir de parámetros que no van a tener nada que ver con lo que aquí se diga o haga. Al sacar los gigantes de fiesta a pasear con las vestimentas hechas jirones, es imposible no observar que constan de una cabezota y un armazón de madera, con una especie de homúnculo que los lleva a cuestas, y cuidado de que no sople el menor viento.

Con el ecuador del Fórum empieza el declive de las creencias. Hemos topado con uno de nuestros límites. Y retrocedemos.