ZAPATERO LLEGARÁ A MARZO, PERO CON EL EQUIPO QUE LE IMPONGAN LOS AFAMADOS ‘FELIPANCOS’

 

  Artículo de  Jesús Cacho en “El Confidencial.com” del 7-7-03

 

   A José Luis Rodríguez Zapatero le ha cambiado la cara en las últimas fechas. Es algo que perciben amigos y enemigos, y sin duda tiene que ver con la crueldad intrínseca a su oficio, con esa forma vertiginosa que tiene de girar –del favor total, a la negación más absoluta en cuestión de días- la rueda de la fortuna de la política.

   El caso es que al líder del PSOE, ojos saltones, cara ligeramente hinchada, se le está poniendo ademán de sufridor, gesto amargo de virgen de retablo gótico, rictus de sorpresa de montañero sorprendido por avalancha inesperada. Dicen que es cosa del tamayazo madrileño, pero muchos han comenzado a visualizarlo claramente tras el debate sobre el Estado de la Nación.

   Un debate convertido en hito, cenit de un proceso que comenzó el día en que el leonés decidió abdicar de su propuesta de independencia, de abanderado de un socialismo de nuevo cuño, para cargarse a Redondo Terreros en el País Vasco. De ahí arrancan los males de este nuevo PSOE prematuramente envejecido que encarna Zapatero, otra vez entregado de pies y manos a los designios del dúo Polanco-Felipe o Felipe–Polanco, que tanto monta, los felipancos, otra vez abierto el gran interrogante que quien esto suscribe planteó en ‘El Negocio de la Libertad’, a saber: ¿es el PSOE de Prisa o es Prisa del PSOE?

   Para más INRI, fue el propio Zapatero quien se encargó de hacernos saber que habló con González antes de subir a la tribuna el día del debate sobre el estado de la Nación, y que fue él, todo rencor hacia Aznar, quien le recomendó “dar leña”. Una revelación que plantea serios interrogantes sobre la capacidad de discernimiento del aspirante a la presidencia, porque, ¿era González el asesor que precisaba Zapatero antes del debate?

   Por desgracia, González y Polanco han demostrado ser algo más. Ambos han demostrado que son, que siguen siendo, los que parten el bacalao en el PSOE. El caso es que Felipe y Polanco han decidido volver a montar a Zapatero a la grupa del cartel electoral socialista para las generales del 2004, lo dice El País y punto en boca, será el candidato, “porque crear un líder es proceso largo y costoso”, dice Almunia con mucha razón, y éste, es decir, Rodríguez Zapatero, “puede servir, pero con cambios radicales en su equipo de colaboradores más cercano”.

   De modo que Pepiño Blanco es hombre muerto, un cadáver político embalsamado con fecha fija de inhumación en su Lugo natal, y otro tanto ocurre con el rotundo Caldera. Dicen los felipancos, con el cinismo que les caracteriza, que Zapatero “repite con eficacia los mensajes que se le transmiten, lo que ocurre es que quienes le aconsejan ahora son malos de atar, y por eso hay que cambiarlos”. Se le impondrán, pues, nuevos colaboradores para que el bicho, bien en corto atado, llegue en forma al ruedo de marzo de 2004. Y a morir en el intento. ¿Qué colaboradores? Mayormente los que diga el dueto de Prisa.