LA PERA

 

  Artículo de CHARO ZARZALEJOS en “ABC” del 13.05.2003

 

«Es que es la pera», decía ayer el lendakari Ibarretxe cuando, en la Cadena Ser, Iñaki Gabilondo se interesaba por saber si el jefe del Ejecutivo vasco confirmaba o desmentÍa la información facilitada por este periodico en torno a una «tregua» de ETA pactada con el PNV. «Es que es la pera», decía Ibarretxe; «las cosas que se dicen». «¿Pero desmiente usted?».Y vuelta a las andadas.

Escandalizado, decía Ibarretxe que todo son infundios, falsedades, mentiras. Para redondear su no respuesta y,por si había duda, aclaró el lendakari que el PP se ha rodeado de un «GAL mediatico» que se dedica a todo eso, a mentir, difamar y, claro, visto así, «es la pera». Al final, lo importante es que Ibarretxe no desmintió -«no quiero dar publicidad», dijo. Quienes en el PNV se ocupan de determinadas cosas no se andan con bromas. Tienen bula para el silencio. Así fue en el 98 y así ha sido siempre. Que Ibarrtexe no confirme no es señal de alarma. El tiempo irá dando y quitando razón. Perdió la oportunidad de afirmar que en ningún caso aceptará el apoyo de ETA. Si hay «movida», Ibarretxe está en ella. Por lo demás, tiene razón Ibarrtexe. Hay cosas que se dicen que son «la pera», pero hay justificaciones o explicaciones que son ya la «repera». Y algo o mucho de «repera» tiene que para justificar la no intervención de la Policía en una manifestación prohibida por el propio Ejecutivo, Ibarretxe diga que no «queremos volver a los tiempos de los grises» y que además lo que no van a permitir es que «los vascos y las vascas nos demos de tortas en la calle», porque -y volvemos a la repera- eso es lo que quieren Aznar y Batasuna. Así, sin matizaciones. A partir de ahí y haciéndose una trampa a sí mismo habla de la necesidad de establecer relaciones «amables» entre los pueblos vasco y español. Si la amabilidad la lograramos entre los propios vascos, sería ya «la pera». Trasladar el problema a nuestros vecinos de Burgos o Cantabria como si estuvieran en conflicto con nosotros, ¡qué quiere que le diga, lendakari! Eso es ya la «repera».