DEBATE SOBRE LA LEGITIMIDAD DE ORIGEN

 

 Artículo de Enrique de Diego  en “El Semanal Digital” del 12/05/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 VEAN LA ENCUESTA DEL CIS EN http://www.cis.es (L. B.-B.)

12 de mayo.  Es sencillo de entender que el PSOE niegue la mayor: la estrecha relación entre la masacre del 11 M y su victoria electoral del día 14. Reconocer lo obvio situaría a José Luis Rodríguez Zapatero en una infausta situación histórica: el primer presidente de una democracia que es "ayudado" para llegar al poder por un grupo terrorista.

Mas la conjura de silencio, decretada por Alfredo Pérez Rubalcaba, tras la manipulación perpetrada entre el 11 y el 14 M, se resquebraja. La realidad es tozuda y está demasiado reciente para intentar distorsionar la memoria histórica. Muestro en mi libro Días de infamia. Del 11 M al 14 M, editado por LibrosLibres, cómo todos los indicios inducen a pensar que "ni el PSOE hubiera ganado ni Zapatero accedido a la presidencia del Gobierno sin el atentado terrorista y la masacre de los trenes de la muerte". Está, además, el dato incontestable de la victoria popular en el voto emitido por los emigrantes hasta el día 7; antes de los atentados.

La encuesta postelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas se mueve en la misma línea. El 21,5% de los encuestados confiesa que los atentados influyeron mucho o bastante en su opción electoral. Los expertos consideran que los resultados finales se deciden en segmentos de entre el 5 y 10% de indecisos. En este caso, ese porcentaje supera con mucho lo normal en un proceso democrático. Fue absolutamente decisivo.

Un 21,9% de esos electores iban a abstenerse y no lo hicieron. Y un 13,5% cambió de partido. Entre quienes dudaron, el mayor porcentaje se dio entre PP-PSOE (28,4) y PSOE-abstención (13,6), PSOE-otros (9,7) y PSOE-blanco (1,1). Hubo un voto de castigo al PP que recayó en el PSOE: ronda los dos millones de papeletas. Al mes y medio de las elecciones, el porcentaje de arrepentidos es del 15,7.

La negación –cada vez más difícil– de esa ligazón entre el 11 M y la victoria del 14 M, pretende obviar el debate sobre la manipulación perpetrada por el PSOE y el Grupo Prisa y, sobre todo, sobre la legitimidad de origen del propio Gobierno. Lo sucedido es un hecho inédito en las democracias, y necesita un debate de fondo, más allá de las anécdotas y del fuego cruzado de los intereses partidarios. Abrir ese debate es la pretensión fundamental de Días de infamia. Por ejemplo, ¿avalaron los españoles el programa electoral del PSOE o sólo establecieron consenso sobre la guerra de Irak? ¿Acordaron variar el modelo de financiación autonómica o tal cuestión ni fue tenida en cuenta a la hora de depositar el voto? ¿No debería irse a unas elecciones anticipadas? Este tipo de debates no afectan sólo a los partidos. Es una hora histórica de la que la sociedad civil, y el conjunto de los ciudadanos, no pueden ser ajenos. Nos va demasiado.