REPRESALIAS DE PARTIDO
Editorial
de “El Correo” del 05.09.2003
Con un muy breve comentario al final:
UNA SEÑORA LUCIDA Y VALIENTE
L. B.-B., 6-9-03.
La dirigente socialista y ex ministra
Cristina Alberdi ha sido expedientada por el PSOE -un procedimiento previo a la
expulsión- acusada de «insolidaridad» y «deslealtad» tras haber manifestado su
opinión, compartida por buena parte de la ciudadanía e incluso de la militancia
socialista, sobre la crisis de Madrid y la propuesta de reforma de la
organización territorial del Estado recién aprobada por su partido en
Santillana del Mar. En el primero de estos asuntos, Alberdi piensa que los
socialistas debieron asumir responsabilidades políticas por su error al incluir
en las listas a Eduardo Tamayo y Teresa Sáez, en lugar de denunciar una
conspiración que no ha conseguido probarse. Sobre la iniciativa autonómica, la
ex ministra de Asuntos Sociales cree que no es momento de plantear ni la
reforma de la Constitución ni la revisión de los estatutos de autonomía.
Con ocasión de la guerra de Irak, el primer ministro británico, Tony Blair,
tuvo que afrontar la oposición de más de cien diputados laboristas, así como la
de algunos de sus ministros, que dimitieron del cargo. A nadie se le pasó por
la cabeza entonces expedientar a los disidentes, que se limitaron a hacer uso
de su libertad personal para expresarse en conciencia. Alberdi ha dimitido,
«por coherencia» con su discrepancia, de la dirección de la Federación Socialista
Madrileña. Pero la cúpula del partido no lo cree suficiente, y le ha reclamado
el acta de diputada, que ella se niega lógicamente a entregar, además de
sugerirle que se dé de baja en el PSOE.
El funcionamiento democrático de los partidos, consagrado por el artículo 6 de
la Constitución, no puede reducirse a mera retórica. El argumento de que la
discrepancia de un militante con las tesis oficiales de su formación perjudica
a los propios y beneficia a los ajenos es inaceptable porque, de admitirse, anularía
todo debate en el seno de estas organizaciones. Caldera y otros líderes han
argumentado que el militante socialista que se sienta cómodo con las tesis de
otro partido -el PP en este caso- debe cambiar de afiliación; el aserto
equivale a proponer dogmáticamente que cualquier socialista debería eludir la
tentación de considerar que sus adversarios aciertan en ocasiones. El PSOE
lleva tiempo inmerso en una deriva preocupante que frustra las expectativas que
la nueva dirección había suscitado, y que ya se refleja con rotundidad en las
encuestas. Las represalias contra Cristina Alberdi por decir en voz alta lo que
piensa buena parte de la clientela socialista es un error más, que confirma la
pérdida de perspectiva de un equipo que, visiblemente nervioso, no sabe
resolver sus conflictos internos.
Muy breve comentario:
UNA SEÑORA LUCIDA Y VALIENTE
L. B.-B., 6-9-03
En esta semana me he preocupado de no perder ninguna de las
entrevistas a Cristina Alberdi realizadas en televisión. He visto la de
"Cara a cara" en Canal Plus, la de Antena 3 y la de Tele 5.
La impresión que he sacado de las intervenciones de Cristina Alberdi
es la de que es una señora, con una categoría personal que supera en mucho a la
de alguno de sus antagonistas de la dirección del PSOE. He visto en ella
autenticidad, pero también lucidez y valentía. Personas así son muy necesarias
para el PSOE y para el país. Para el PSOE, porque el partido socialista está
navegando sin rumbo, dándose de bruces contra la realidad y cometiendo error
tras error en la apreciación de las situaciones políticas a las que tendría que
gobernar.
Pero también es una persona enormemente válida para el país, pues
estamos experimentando la que posiblemente sea la última crisis en el
tratamiento del último de nuestros problemas seculares, y hace falta lucidez,
coraje y honestidad para superar esta crisis, si no queremos estrellarnos. Por
eso, frente a la degradación del PSOE debida a la incapacidad de la dirección
actual, quisiera expresar mi respeto hacia Cristina Alberdi y llamar la
atención de los socialistas para que se den cuenta de que es más importante
mantener el nivel de la cultura política del partido que intentar ganar unas
elecciones de prisa y corriendo, sin reflexión, ni debate, ni elaboración
de posiciones propias y coherentes frente al adversario político, sino en base
a la represión de la disidencia fundamentada, la improvisación y el recurso a
las consignas y el sectarismo. Así, las elecciones se perderán, y la autoridad
y el prestigio del partido ante los ciudadanos también. Me temo que este año y
el próximo van a ser nefastos para el PSOE. Esperemos que no lo sean también
para España.