En el cuadro siguiente figuran los resultados históricos de las elecciones para los tres principales partidos desde 1945:

 

El sistema electoral británico suele tropezar con una crítica habitual que señala un inconveniente concreto y, de hecho innegable: el sistema mayorita­rio simple deforma al máximo la proporcionalidad en la representación, llegándose a situaciones de clara injusticia. En algunos casos, esta circuns­tancia es particularmente patente. Por ejemplo, en las elecciones de 1951, con 200.000 votos menos, el Partido Conservador obtuvo 26 escaños más que el Partido Laborista. Muy llamativo es el caso del tercer partido (Libe­ral, luego Alianza Liberal/Socialdemócrata y, por último, Parrtido Liberal Demócrata) que, en las elecciones de 1983, con 7.800.000 votos, obtuvo 23 escaños, mientras que el Partido Laborista, con 8.500.000 votos, llegó a los 209. El fenómeno de desproporción se repitió, como se ve, aunque mitiga­do, en las elecciones de 1989. De este manifiesto agravio comparativo (con aproximadamente igual número de votos en 1983, los liberales obtienen 186 escaños menos que el Partido Laborista) arrancan las frecuentes solicitudes de reforma del sistema electoral, sin la cual, como se señalaba en el epígrafe sobre partidos políticos, es casi imposible romper el bipartidismo 45. La pro­puesta, lógicamente, no suele encontrar buena acogida entre los partidos ma­yoritarios, que son los beneficiados del sistema electoral.