SE ESTRECHA EL CERCO SOBRE ARAFAT

 

El Gobierno israelí baraja la expulsión del presidente palestino para apartarlo de la negociación y tratar con Abu Mazen

 

Informe de J. DE LA GUARDIA -  Jerusalén  en  “El País” del 22.05.2003

 

El abanico de opciones de que dispone el Ejército israelí para reaccionar ante los atentados terroristas palestinos es cada vez más limitado. Tras haber reocupado en sucesivas ocasiones todas las ciudades de Cisjordania con la excepción de Jericó, efectuado incursiones sistemáticas en la franja de Gaza, asesinado o detenido a un importante número de cabecillas de la Intifada y destruido la infraestructura de las fuerzas de seguridad palestinas, la respuesta que vuelve a debatirse es la eventual expulsión de Yasir Arafat. Varios ministros del actual Gobierno israelí, entre ellos el titular de Defensa, Saúl Mofaz, abogan en público o en privado por la deportación del presidente palestino.

Las otras tres opciones restantes serían: el asesinato o expulsión de algún líder político de los movimientos islamistas radicales, como por ejemplo el jeque Ahmed Yasin o Abdel Asís Rantisi; el asalto de la prisión de Jericó, en la que están encarcelados los responsables del asesinato del ministro israelí de Turismo, Rejavam Ze'evi; o la invasión de la franja de Gaza.

Aun así, la más atractiva ante los ojos de los dirigentes israelíes parece ser la Opción Arafat. Sobre todo, porque con ella matarían dos pájaros de un tiro. Por un lado, dando una satisfacción a la opinión pública israelí, donde hasta la izquierda cree que el presidente palestino es la principal causa de todos sus males. Y por otro, abriendo el camino para que el nuevo primer ministro, Abu Mazen, logre hacerse con las riendas de la Autoridad Palestina y aumente sus niveles de popularidad, hoy bajos.

Sin embargo, "podría ser peor el remedio que la enfermedad", opina el director del instituto PASSIA, (Palestinian Academic Society for the Study of International Affairs), Mahdi Abdul Hadi. Desde su despacho situado en Jerusalén Oriental, Abdul Hadi insiste en que "lo que hay que hacer es maniobrar para que Abu Mazen vaya progresivamente haciéndose con más potestas, mientras que a Arafat le quede únicamente la autoritas". Pero, "si Israel mata o deporta a Arafat, lo que hará será encumbrarlo y convertirlo de nuevo en un héroe nacional", señala.

"Todo depende de los resultados que presente el nuevo Gobierno", agrega Abdul Hadi, quien piensa que Abu Mazen sólo conseguirá desbancar a Arafat si demuestra que es capaz de lograr que el Gobierno israelí acepte la Hoja de Ruta. "No vale con que el Ejército se retire del norte de Gaza, sino que el Gobierno debe aplicar las cláusulas del marco de referencia elaborado por el Cuarteto, esto es, levantar el bloqueo, poner en libertad a los detenidos, congelar la expansión de los asentamientos y normalizar la vida de los palestinos", señala. "Si lo consigue, estaremos presenciando el final de la era Arafat".

Conscientes de la indignación que podría reportar su deportación, los dirigentes israelíes parecen haber optado por contemporizar, guardándose esta medida por si se produce el peor escenario de los posibles. No obstante, si se aviene una situación intolerable, provocada por una nueva serie de atentados con un gran número de muertos, tal como ocurrió en el mes de marzo de 2002, el Gobierno no dudará a la hora de decretar la expulsión de Arafat, a través de una operación de comandos que podría conllevar la muerte del raïs palestino, dado que éste y su guardia pretoriana probablemente defiendan la Mukata de forma numantina.

Entretanto, lo que hay que hacer es "quitarle todo vestigio de poder ejecutivo", decía este pasado martes el ex primer ministro Ehud Barak, quien terminó exasperado tras negociar con él en Camp David bajo el patrocinio del entonces presidente de EE UU Bill Clinton. En una intervención en televisión, Barak argumentó que "mientras Arafat continúe interfiriendo es imposible que Israel alcance un acuerdo con los palestinos".