MINIGOLPISTAS Y LEGULEYOS

 

  Artículo de Iñaki Ezkerra  en “La Razón” del 09.06.2003

 

Cuando Atutxa desobedeció el auto de Garzón que ordenaba la suspensión de Batasuna en el Parlamento Vasco, Cardenal salió diciendo que no había delito en la actitud del presidente de esa institución. Estaba cantado que ese capote del fiscal general a los nacionalistas no iba a servir más que para que éstos se frotaran las manos y se pusieran a perpetrar otro mínigolpecito de Estado ya que ése les había salido gratis. Eso es lo que hoy tenemos con este reincidente reto del mismo personaje a la orden del Supremo de disolver a Sozialísta Abertzaleak en la misma Cámara de Vitoria: otro minigolpecito de la señorita Pepis para ver si cuela y pasan al siguiente. El minigolpismo es la gran estrategia del nacionalismo vasco.
   Lo practicaron con los sabotajes a la Constitución a finales de los setenta, con la votación ­también parlamentaria­ del ámbito vasco de decisión a comienzos de los noventa y en todos los intentos de convertir el Pacto de Ajuria Enea en una asamblea constituyente. Lo han practicado con el «Plan Ardanza», el «Plan Ibarretxe», Lizarra, los incumplimientos del Concierto Económico y ahora con esta treta improcedente y ridícula de someter al voto una sentencia del Supremo. Éstos son tan brutos que creen que se puede votar todo, hasta las sentencias judiciales. ¿Pero no clamaban por la separación de poderes? ¿Y qué otra cosa sino una incursión en el poder judicial es esa votación que viene del legislativo? «Todas las ideas, todas las personas, todas las votaciones...» Del diálogo sin límites han pasado a Parlamentarios Sin Fronteras. Cualquier día esta gente vota la absolución de Gil y Gil y se queda tan pimpante.
   Lo parailójico de los nacionalistas es que desmienten todos los tópicos tradicionales que hay del vasco. Además de innobles, antidemócratas, traidores, charlatanes y cobardones, son leguleyos y están siempre intentando agarrarse torpe y malamente a alguna trampa de la legalidad para burlar a la Ley. El leguleyismo es la tosca clave de Jone Goiricelaia y los demás abogados de ETA así como de este Atutxa que delega su responsabilidad en una votación que de hábil no tiene nada y que es fácilmente desmontable. Háganme algunos el favor de no halagar el ego de estas malas bestias llamando «inteligente» a su simple mala fe. Y de no pasar tan pronto de reconocer como «maestra» esta grosera jugada a exigir la aplicación del 155. Ni lo uno ni lo otro. Contra el minigolpismo nacionalista, sólo cabe y urge el encausamiento penal de Atutxa o sea un susto proporcionado. Y no esperemos que monten lío contra su inhabilitación los que dijeron que iban a armarla el 25-M y callaron. Como cuando fue encarcelada la Mesa Nacional.