EL PP Y FRANCO

 

  Artículo de Iñaki Ezkerra  en “La Razón” del 18.09.2003

 

El nacionalismo vasco está empeñado en dar un salto a la independencia por la ventana del Plan lbarretxe. Y para subirse a esa ventana, que le queda un tanto alta, necesita un taburete táctico: identificar al PP con Franco. Si la represión sufrida en la dictadura franquista le brindó al nacionalismo el taburete que legitimara sus demandas políticas y su salto al Estatuto de Autonomía en la transición española, hoy, ese nacionalismo necesita inventarse un nuevo Franco que justifique y legitime el nuevo salto que pretende desde 1998 y que se manifestó primero en la superación del Estatuto propuesta por el Plan Ardanza, luego en el pacto soberanista de Lizarra y hoy en ese eufemismo de la secesión que es el estado libre asociado.
   Por irreal y amoral que resulte, se entiende que el nacionalismo ponga toda su carne en el asador de esta operación mediática y falseadora de la realidad que es reinventar a Franco a base de identificarlo con un partido democrático que, paradójicamente, es víctima de la violencia más nazi-fascista. Se entiende porque ese nacionalismo no tiene otros intereses ni valores a salvaguardar que no sean los de su proyecto secesionista. Lo que no se entiende es que entren en ese peligroso juego líderes de IU o el PSOE que, por encima de sus valores e intereses partidistas, deberían sentirse unidos con el PP en los valores constitucionales y en el interés general de España.
   Como el nacionalismo vasco cree en el «todo vale» para dar pasos en su estrategia independentista, hay representantes de IU y del PSOE que creen en el «todo vale» para hacer oposición al Gobierno y conseguir votos. «Todo vale», incluso entrar en ese juego del nacionalismo vasco de convertir en el sucedáneo de Franco a un partido que podrá gustar más o menos, pero que fue creado tras la Dictadura y no guarda con ella ningún lazo ni en su ideología ni en su praxis, ni en su estilo ni en sus textos fundacionales y que en su último congreso supo votar una impecable ponencia sobre el patriotismo constitucional que abre la puerta a toda la sociedad española y la cierra a todas las mistificaciones patrióticas totalitarias y esencialistas de las que adolecen nuestros nacionalismos periféricos.
   No se entiende que juegue a identificar al PP con Franco una izquierda que sufrió el verdadero franquismo ni que lo hagan unos socialistas que ven sufrir y morir a sus concejales junto a los concejales populares en Euskadi. No se entiende esta frivolidad que ha creado ya ambiente tanto en Cataluña como en Madrid, que ha hecho del disparate un tópico y que es catastrófica porque no olvidemos que para Arzalluz no sólo el PP es Franco sino también la democracia y la misma España.