RELACIONES TRASATLÁNTICAS DETERIORADAS

Artículo de LLUÍS FOIX en "La Vanguardia" del 15-1-03

Uno de los factores de estabilidad en el mundo occidental en los últimos cincuenta años ha sido la alianza entre Estados Unidos y Europa. Las relaciones trasatlánticas han pasado por momentos de tensión pero era tal el peso de Estados Unidos para contener la amenaza soviética que tanto franceses como alemanes no tenían otra alternativa que mantener todo tipo de complicidades con Washington.

Esta alianza no era sólo militar o económica. Se basaba en los valores de la democracia y la libertad que han compartido y comparten europeos y norteamericanos. Todas las grandes decisiones se adoptaban en común respetando las sensibilidades nacionales a la hora de ponerlas en práctica. Hace quince años casi un millón de soldados norteamericanos estaban estacionados en Europa, principalmente en la Alemania Federal.

¿Qué ha cambiado para justificar los recelos e impaciencias que se detectan en las dos orillas del Atlántico? Ha terminado la guerra fría y el mundo ya no es bipolar sino que está bajo la hegemonía de Estados Unidos. Alemania se ha unificado y la Unión Europea ha pasado de ser un proyecto más o menos sólido a una realidad en la que se cobijan veinticinco estados del continente, desde la frontera ruso-polaca hasta el Atlántico y las islas de Chipre y Malta. El mercado europeo roza los quinientos millones de habitantes que están en la práctica funcionando en el marco de una moneda única. La Convención Europea presidida por Giscard d’Estaing perfila la nueva constitución en la que franceses y alemanes, lejos de perderse estérilmente en luchas endémicas, están conformando un gran bloque político y económico.

Las muchas guerras fratricidas entre las distintas naciones europeas están descartadas. Gran Bretaña ya no es el factor de desequilibrio que, para favorecer sus intereses, cambiaba alianzas con Francia, Alemania, España o Rusia para que el continente estuviera "entretenido" militar y políticamente. La realidad es que, a pesar de las dificultades, Europa es hoy más fuerte que durante la guerra fría. No hay política exterior común ni tampoco un sistema defensivo para proteger una realidad tan importante.

Al otro lado del Atlántico tenemos un país próspero, dueño de los destinos del mundo, que contempla a Europa como un continente competitivo con el que se comparten los valores básicos pero que no sigue al pie de la letra las directrices que vienen de Washington, especialmente en los grandes trazos de las relaciones internacionales. Los atentados del once de septiembre han enturbiado las complicidades que existían entre Europa y Estados Unidos.

El once de septiembre demostró que la primera potencia del mundo era vulnerable en su propio territorio. El brutal ataque del fundamentalismo islámico a los símbolos más representativos del sistema americano provocó un nuevo diseño de la política exterior que explicitó el presidente Bush en el Congreso poco después de declarar la guerra contra el terrorismo internacional. Bush afirmaba su superioridad militar y lanzaba la doctrina del ataque preventivo que autoriza a Estados Unidos a atacar a cualquier enemigo o posible enemigo exterior. La anunciada guerra contra Irak está se prepara de acuerdo con esta nueva teoría.

Aunque Europa aceptaría complacida un cambio de régimen en Irak, no está convencida de que haya que librar una guerra para derrocar a Saddam Hussein. La guerra es siempre la última opción cuando han fracasado todas las demás. Y desde Europa se piensa que antes de abrir un escenario de guerra en Oriente Medio es preciso agotar todas las vías para evitarla.

La posible guerra contra Irak puede poner de relieve las diferencias de fondo entre Estados Unidos y Europa sobre sus respectivos papeles en el mundo. Es indiscutible que el poder está en Washington pero en Europa también se encuentra otro tipo de poder económico y cultural. Si no se consigue armonizar estos poderes transatlánticos podemos asistir a un gradual deterioro de las relaciones entre Europa y Estados Unidos que serían muy perjudiciales para todos.