EL EJEMPLO JAPONÉS

 

 Artículo de GEES  en “Libertad Digital” del 09/10/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

 

La clase dirigente nipona era consciente de que su política de seguridad, marcada por la experiencia de la II Guerra Mundial y los parámetros de la Guerra Fría, había quedado anacrónica. Las amenazas a las que hoy tiene que enfrentarse son muy distintas de las de hace quince años y era necesario revisar en profundidad tanto su estrategia como sus capacidades militares. Dado lo delicado del tema, en un país que ha sufrido dos ataques nucleares, el Primer Ministro solicitó un informe a un grupo de personalidades. El Informe ya se ha presentado y sus principales conclusiones han sido asumidas por el Gobierno. La ciudadanía aparentemente las acepta y se dispone a vivir un importante período de cambio.

 

Japón ha comprendido que su peso en la economía internacional así como la defensa de sus intereses requieren la adopción de un papel más protagonista en la sociedad internacional. Su previsible entrada en el Consejo de Seguridad como miembro de pleno derecho le facilitará el camino, pero le obligará a una más activa participación en la solución de crisis internacionales, con el inevitable envío de contingentes militares.

 

El desarrollo de los programas nuclear y de misiles balísticos de Corea del Norte supone una amenaza directa para su seguridad, que debe reflejarse en su estrategia nacional. Bajo ningún concepto pueden permitir que un misil despegue con dirección a su territorio. El gobierno norcoreano ha dado repetidas muestras de su intención de disponer de estas capacidades, por lo que resultaría irresponsable no tomar medidas. Además, el islamismo ha atacado intereses japoneses y lo seguirá haciendo.

 

Estas amenazas se expresan en armas de destrucción masiva y actos terroristas, acciones que se vienen denunciando sistemáticamente desde que la OTAN aprobara en 1999 el Nuevo Concepto Estratégico.

 

¿Cómo reaccionar? El Informe, de cuyo contenido sólo tenemos referencias publicadas en la prensa internacional, confirma medidas ya tomadas y propone otras perfectamente ortodoxas:

 

- Reforma de la Constitución, dejando atrás el compromiso pacifista.

 

- Reducir la dependencia de Estados Unidos en materia de seguridad frente a terceros. Japón tiene que poder resolver sola los problemas que le planteen algunos de sus vecinos.

 

- Reorganizar las fuerzas armadas, desde un modelo basado en la defensa frente a un ataque convencional a otro más flexible y orientado a la prevención y proyección.

 

- No se plantea la nuclearización de la defensa. Sin embargo, el tema sigue en cartera ante la evolución del programa norcoreano y las sospechas de que Corea del Sur no ha dejado de investigar en este terreno para, llegado el momento, poder disponer de cabezas en un tiempo breve.

 

- Asunción del principio de pre-emptiveness, lo que la prensa y clase política española ha traducido incorrectamente como "guerra preventiva". Pre-emptive, o "acción anticipatoria" es un ataque contra el enemigo cuando éste ya está desplegado en el campo de batalla. Trasladado este concepto al teatro terrorista o a una amenaza por misiles supone actuar cuando una célula se ha constituido, un misil se ha estacionado con dirección al atacante o su mando está dispuesto a dispararlo. Claramente es Corea del Norte el objeto de la preocupación japonesa.

 

- Desarrollar una mayor capacidad de proyección de fuerzas, pues no se trata tanto de combatir en el archipiélago como allí donde sus intereses estén amenazados o sus compromisos internacionales lo requieran.

 

- Confirma la decisión ya tomada de desplegar un sistema contra misiles balísticos, un escudo, en desarrollo conjuntamente con Estados Unidos. Si Japón es capaz de atacar los silos y el conjunto de infraestructuras y depósitos nucleares norcoreanos y, al mismo, puede defenderse de un contra-ataque su seguridad mejorará considerablemente.

 

La clase política y la sociedad japonesa ponen de manifiesto su madurez y su sentido de la responsabilidad. Se enfrentan cara a cara con la realidad, reabren dolorosas discusiones y se disponen a revisar en profundidad su estrategia nacional. Ese es un ejemplo que los españoles deberíamos mirar con mucho respeto, porque nosotros somos exactamente sus antípodas. Gracias a nuestro gobierno nos hemos convertido en el modelo a no imitar, en el ejemplo de frivolidad e irresponsabilidad, en el "aliado" de los terroristas. El reciente editorial del Wall Street Journal no hace sino plasmar lo que es comúnmente aceptado: que somos un pueblo cobarde que rehuye problemas y responsabilidades, en la creencia de que escondiendo la cabeza bajo tierra dejaremos de ser objetivo; y aún más, que simpatiza con quién castiga al hegemonismo liberal. Huyendo los problemas sólo se agravarán y, de paso, lograremos hacer añicos un prestigio que costó mucho levantar.