POR QUÉ BUSH DEBE GANAR

 

 Artículo de GEES  en “Libertad Digital” del 11/10/2004

 

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

 

Bush hijo es un presidente que levanta pasiones, admiración y también mucho odio. Baste con darse una vuelta por cualquier librería americana para comprobar las toneladas de papel en forma de libros –más bien panfletos– dedicados a acusarle de todo tipo de males y a atribuirle todo tipo de malignos planes para los Estados Unidos y el mundo. Y sin embargo, George W. Bush merece ganar el 2 de noviembre y ser reelegido para un segundo mandato como presidente.

 

En primer lugar, porque la alternativa, tener al senador John F. Kerry a la viuda de Heinz en la Casa Blanca no sólo es mala para Norteamérica, sino que resultaría catastrófica para el resto del mundo. John Kerry y su partenaire Edwards para vicepresidente –independientemente de que digan una cosa y su contrario permanentemente– son dos personas convencidas de que Estados Unidos no sólo se puede aislar de los problemas del mundo, sino que sería deseable poder hacerlo. Así, Kerry sueña con retirarse de Irak y del Oriente Medio mientras que Edwards se dedica a defender un proteccionismo económico obsoleto para defender los puestos de trabajo en peligro en suelo americano. Ambos, es verdad, quieren una América más fuerte, mejor defendida, pero estiman poder hacerlo construyendo una artificial burbuja que proteja a los Estados Unidos de las amenazas y retos de hoy y del mañana, llámese terrorismo internacional o globalización.

 

Su sueño es imposible, pero para sus intentos baldíos de realización no sólo se estarían engañando a sí mismos y a sus conciudadanos, sino que estarían minando la seguridad del resto de aliados y amigos y del resto del globo en general. Hoy por hoy, la UE –por no decir el eje Chirac-Schoeder-Zapatero– no cuenta con la mínima capacidad para sustituir la seguridad que ofrece Norteamérica, ni en Europa, ni en su entorno cercano. Mucho menos en problemas globales como la guerra contra el terror y la proliferación de armas de destrucción masiva.

 

Las propuestas de Kerry dejarían, además, al Oriente Medio no sólo sumido en un profundo caos, sino abocado a la dominación de los grupos e ideologías más radicales, a merced de los Bin Laden y Al Qaeda del mundo árabe e islámico. Frente a la ambiciosa propuesta de democratización como única salida posible a la crisis que aqueja a toda la zona, defendida con ardor y entusiasmo por George W. Bush, el candidato demócrata sólo propone el abandono y que sean los propios interesados los que cocinen su solución, como si eso no se hubiera ensayado ya con los catastróficos resultados que hoy vemos.

 

No menos importante para nosotros. La victoria de Kerry alteraría definitivamente la dinámica intraeuropea, hoy todavía expectante (con la excepción de Zapatero que siempre ha manifestado su deseo de que sea el senador demócrata el próximo inquilino de la Casa Blanca). Un Kerry ganador haría a su vez ganadores a los Chirac de Europa y al proyecto continental de una UE expandida en detrimento de la versión tradicional de una Europa atlántica. Los problemas entre ambas orillas del Atlántico no se resolverían, pero como en Estados Unidos estaría mandando un dirigente aislacionista, la tensión no sería tan evidente, pero la resultante sería muy peligrosa: una Europa más impotente, peor preparada para los retos del futuro, de seguridad, culturales y económicos, y una América callada y despreocupada.

 

El mundo, incluida Europa y España, necesita más América, no menos. Necesita más democracia, no menos. Por la sencilla razón que América es nuestra póliza de seguridad y porque la inseguridad internacional que hoy padecemos sólo encontrará su solución a través de la ampliación del campo de la democracia, el libre mercado y la tolerancia religiosa. Y eso, en estas elecciones de noviembre de 2004 sólo lo defiende un candidato y que se llama, casualmente, George W. Bush. Por eso, por América y por nosotros es quien debe ganar.