EL CONTRATO

 

 Artículo de Juan Carlos Girauta en “Libertad Digital” del 19/02/2004

Descartado el altruismo etarra, los acuerdos que sus jefes alcanzan con terceros tienen que ser sinalagmáticos, esto es, deben generar obligaciones recíprocas. Lo que iba a aportar ETA tras el acuerdo de Perpiñán ya lo sabíamos y se acaba de confirmar. Las contraprestaciones son el gran problema de ERC, pues todo lo que haga a partir de ahora puede ser interpretado como cumplimiento de su parte del pacto: pacta sunt servanda. Esta es una de las razones estratégicas por las que nadie que no sea un terrorista debe sentarse a dialogar con quien sí lo es. Todos los movimientos futuros de la esquerra están fatalmente contaminados, salvo una improbable petición pública de perdón seguida de la salida en bloque del gobierno catalán y la renovación de su cúpula.

 

Si los independentistas catalanes no hacen esto, que no lo harán, cada vez que usen de su inmerecido poder institucional para instar una solución negociada al terrorismo, sabremos que están cumpliendo alguna cláusula de su contrato con esos encapuchados con boina y banderines que saludaban al pueblo catalán y exclamaban “Visca Catalunya lliure”. Cada vez que las posiciones políticas del entramado nacionalista vasco, contaminado a su vez desde Estella, se vean reforzadas por la voz del grupo parlamentario que Carod va a conseguir en Madrid, podremos señalarles con el dedo y recordar: do ut des. Cuando coincidan en el lenguaje con los abertzales, cosa que sucede a menudo, sabremos que sirven al objetivo común de batasunizar la sociedad catalana introduciendo en ella una forma sutil del miedo y del silencio cómplice: el agradecimiento por la tregua parcial. Y cada vez que ETA asesine, cosa que seguirá haciendo siempre que pueda hasta que sea derrotada, entenderemos que el crimen forma parte de una estrategia compartida y consideraremos que uno de los ladrillos del zulo, una de las balas del cargador y uno de los fragmentos de metralla lleva el logo de ERC.

 

Lo peor es que el canalla que contrajo obligaciones con ETA en Perpiñán era presidente en funciones de la Generalitat, y por eso ETA se lo tomó por primera vez en serio tras años de ignorarle cuando llamaba a su puerta. Y que ese individuo comparte intereses a la vez con la ETA y con el PSOE. Objetivamente es así, por mucho que nos duela. Se ha levantado un infame puente ETA-PSOE que los socialistas deberían volar cuanto antes. El puente existe porque el hombre que se ofreció con éxito a Antza y a Ternera es el mismo que se ha ofrecido a Zapatero para desalojar al PP del gobierno español. Es muy difícil sustraerse a la idea de que esas dos estrategias de Carod son una única estrategia, siniestra, perversamente indivisible.