IBARRETXE VISITA A ZAPATERO

 

 Artículo de CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN  en  “ABC” del 27/07/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

La única razón que convierte en noticia importante una visita de por sí tan rutinaria como la de Ibarretxe al presidente Zapatero no es otra que la pérdida de esa costumbre durante los últimos tres años de Aznar. Un ostracismo interrumpido con una visita protocolaria útil para ambos dirigentes.

Rodríguez Zapatero refuerza su imagen de hombre abierto y dialogante, enemigo de toda imposición; Ibarretxe sale absuelto de los cargos de conspiración y juego sucio, reanimando la esperanza nacionalista de una mayor complicidad gubernamental con sus pretensiones. Naturalmente, Ibarretxe ha disfrutado aleccionando a la prensa en el «respeto mutuo para todas las ideas y proyectos» y hablando de sí mismo, en tercera persona, como alguien que «visita» a un igual.

El lehendakari es quien da menos y saca más de la visita. A fecha de hoy, su plan parece una enorme ballena varada en la arena de la imposibilidad, asfixiada lentamente por toneladas de rancio y grasiento ultranacionalismo. ETA/Batasuna prosigue su declive hacia la nada gracias a los policías españoles y franceses y al Pacto Antiterrorista, acercando el día en que el PNV perderá la posibilidad de justificar sus atropellos como el precio de la paz.

Pero hete aquí que los socialistas vascos, ansiosos de emular a sus héroes catalanes rompiendo toda complicidad con el PP, intentan acercarse al nacionalismo para renovar pactos y asegurarse un lugar en el próximo Gobierno vasco, preferentemente con PNV o, si no, con EA e IU. En estas circunstancias, Ibarretxe aprovechará su benévolo recibimiento en La Moncloa para reclamar a los socialistas vascos que se acerquen más y más al lehendakari y su famosa inmovilidad neolítica. Algo que Zapatero puede evitar renovando, con la misma convicción del «no a la guerra», el mensaje político del Pacto por las Libertades: que no hará pactos con el nacionalismo vasco hasta que éste no apoye la lucha incondicional contra ETA y renuncie al chantaje político. Y por ahora no se vislumbra signo alguno de semejante movimiento, realmente el único imprescindible en el panorama vasco.