EL ESPERPENTO ESTÁ SERVIDO

 

  Artículo de Luis González Seara  en “La Razón” del 22.12.2003

 

Al perecer, en la política española no caben intervalos prolongados de lucidez. En cuanto se alcanza un aceptable nivel de racionalidad y bienestar, como el que actualmente hemos conseguido, se dispara un impulso destructivo, capaz de movilizar unas energías muy superiores a las desplegadas en el trabajo creador. Se trata, una vez más, de oponer la fe a la razón, aunque la fe que ahora alborota las conciencias es la del nacionalismo sanchopancesco y aldeano, y no la del quijotismo utópico. Todavía en el PNV, como el privilegio feudal del concierto les proporciona ya notables ventajas económicas, caben alusiones pseudo-románticas a las praderas primigenias de la tribu y programas de limpieza animal y étnica, empezando por la gallina vasca. Pero en el nacionalismo catalán, incluido el propio PSOE, la meta más inmediata es la nacionalización de todas las agencias, huchas y cepillos, con el santo propósito de que ni un solo euro traspase las fronteras de Cataluña. Ni un solo euro, ni una sola gota del agua del Ebro para el conjunto de españolistas y charnegos varios que habitan extramuros de la gran fortaleza progresista que Maragall quiere levantar, resulta ser el más extraordinario programa socialista que se pudiera imaginar. Yo no sé muy bien cómo Zapatero va a conciliar tales medidas del socialismo nacional maragalliano con su retórica de la solidaridad y la cohesión. Jamás se ha visto que un proyecto tan reaccionario como el social-nacional de Ezquerra y el PSC pueda encajar en la democracia avanzada y el Estado redistribuidor que define una ideología de izquierdas. Claro que el disparate se incrementa con la idea de Chaves de su propia Agencia autonómica para Andalucía. España entera ha contribuido a pagar el PER, que mantiene al PSOE en el poder andaluz desde los días de la Santa Transición. Ahora Chaves aspira a lo mismo que Maragall, pero se olvida de que el PER y otras gabelas vienen de fuera, especialmente de Madrid, Comunidad Autónoma. De modo que, si el modelo prospera, y todos se atrincheran en el numantinismo financiero de una Agencia Tributaria que monopoliza los ingresos propios y no cede nada al vecino, podemos derogar tranquilamente la Constitución en todo lo que se refiere a la democracia avanzada y la remoción de obstáculos para avanzar en la igualdad y la solidaridad. Maragall ha dicho que si, en Madrid, no siguen su gran proyecto innovador, el drama está servido. Todavía no sabemos si el drama hay que entenderlo como una tragedia o una comedia. En realidad, los españoles hemos sobresalido más en la comedia que en la tragedia, y tal vez nuestro género dramático preferido haya sido la tragicomedia, desde La Celestina acá. Sin embargo, en este caso, tal como han empezado a representar y moverse los protagonistas en el escenario ibérico, tal y como se está disparando la insensatez de buena parte de la clase política, lo que está servido es un esperpento. Y que nos perdone Valle Inclán.