EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Artículo de Luis González Seara en "La Razón" del 10-2-03

El siglo XXI está dando cobijo al establecimiento de un nuevo orden internacional. Clausurado el sistema bipolar, de paz por el terror y la disuasión nuclear, el nuevo poder hegemónico de la sociedad globalizada se enfrenta al desafío del terrorismo y de los atentados kamikazes. El mundo ha cambiado radicalmente desde los atentados del 11-S, originando un clima de inseguridad en la superpotencia norteamericana, que se creía invulnerable en su confortable morada solariega, lejos del incesante y turbulento tronar de las guerras parciales. Este cambio cualitativo en la percepción de las amenazas, unido a los altos niveles de insatisfacción y de crisis reinantes en gran parte del planeta, ha movilizado los tambores de guerra en torno a las fuentes del petróleo, pero con una proyección a medio plazo que va mucho más allá, encaminada al asentamiento de un orden nuevo, tras los tiempos bélicos que se avecinan a toda vela. Ese orden se divisa mal desde la vieja Europa, donde proliferan los comportamientos gregarios y miméticos de ideas y actitudes jubiladas por la historia. El Zaratustra de Nietzsche decía que más vale ser un loco por cuenta propia que un sabio según criterio ajeno. Aquí hay demasiados sabios de consigna y olla, que actúan y hablan en vez de pararse a pensar. Y hay que tener cuidado con las grandes palabras de paz y legalidad internacional. La paz puede ser ominosa y el pacifismo a ultranza puede resultar letal e incluso moralmente poco razonable. Las viejas discusiones sobre la paz y la guerra justa se hallan hoy muy devaluadas. John Rawls ha hecho una revisión lúcida del derecho de gentes, donde procura asentar el concepto de la paz democrática en unos parámetros que distan mucho del pacifismo de tribuna y manifestación. Aunque tal vez sea un gran libro de Michael Walzer, «Guerras justas e injustas», el que nos sitúa mejor ante la circunstancia bélica actual, pues debate a fondo la cuestión de la guerra preventiva, que la nueva doctrina de la OTAN ha situado en primer plano. Debe advertirse que de la guerra preventiva ya se habló hace más de medio siglo. Curiosamente, el antibelicista Bertrand Russell aconsejaba, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que Estados Unidos desencadenara un ataque nuclear preventivo contra la Unión Soviética, para impedir que ésta pudiera hacerse con la bomba atómica. Walzer abordó la justificación de un ataque previo para neutralizar los preparativos bélicos de alguien que hubiera dado ya pruebas anteriores de su agresividad. Según su argumentación, los estados pueden recurrir a esa medida excepcional cuando esté en peligro su integridad territorial o su independencia política. No está justificada la medida ante un mero desarrollo armamentístico, a menos que viole algún límite formal acordado por la legalidad internacional. Walzer no habla ex cátedra, y siempre han de procurar agotarse las vías de la paz; pero leer sus reflexiones puede ayudar mucho más que repetir consignas de criterio ajeno. Sobre todo, si se presume de intelectual.