BAJO PUERTAS DE FUEGO

 

 Artículo de EMILIO LAMO DE ESPINOSA  en “El País” del 16/03/2004

 

Emilio Lamo de Espinosa es catedrático de Sociología y director del Real Instituto Elcano.

Bienvenidos al megaterrorismo, pasen ustedes y vean, tras el 11-S, el 11-M, M de marzo, de Madrid, de Maldad, otra cita más para la historia de la infamia. Entonces fue en Nueva York, ahora en Madrid. Hace tres años atacaron Estados Unidos, ahora le toca el turno a Europa. Aquel fue el peor atentado en el nuevo mundo; éste, el peor en el viejo mundo. Las víctimas de allí tenían mas de 56 nacionalidades, las de aquí eran de 12, en ambos casos emigrantes en busca de una mejor oportunidad. Entonces se trató de un enemigo que creíamos externo aunque la amenaza se había criado en Hamburgo, en Londres o en el levante español. Ahora creíamos que el enemigo era interno, pero puede que sean los mismos fanáticos que se exhiben en Bagdad, en Estambul, en Casablanca, en Jerusalén o en Bali. Tras los aviones de la muerte, los trenes de la muerte, siempre la tecnología occidental que se vuelve contra sus creadores. Usemos el mal contra el mal. Hace tres años todos éramos americanos; hoy, por desgracia, todos tenemos que ser madrileños.

¿Madrid, nosotros? Por Dios, qué disparate. Cierto, un verdadero disparate pero ¿por qué Nueva York, por qué Estambul, Casablanca, los turistas australianos de Bali? Y podríamos añadir, ¿por qué Miguel Angel Blanco, por qué Fernando Buesa, por qué los otros 800? Cuando Estados Unidos declaró la guerra al terrorismo muchos pensábamos que estaba exagerando. ¿Una guerra contra el terrorismo? Vaya pasada... En todo caso, el 11-S no podía pasarnos a nosotros, los pacíficos y civilizados europeos que a nadie hemos hecho daño, que dialogamos, somos los primeros en ayuda a la cooperación. Nosotros somos pacifistas, ellos son los belicistas y, de algún modo, se lo habían ganado con su apoyo a Israel y sus tejemanejes con el petróleo, Afganistán, Arabia Saudí, Irak. ¿Acaso no defendemos a los palestinos, no somos pro-árabes y anti-israelíes, no los apoyamos en Kosovo en una guerra ilegal? No, a nosotros no puede pasarnos nada así, no es nuestro problema, los americanos se han vuelto histéricos.

Pues bien, estábamos equivocados y va siendo hora de que nos enteremos. El 11-S tiene tanto que ver con la culpa de los americanos como el holocausto con la culpa de los judíos, las balas de ETA con los españoles asesinados o las bombas del 11-M con los ciudadanos de Alcalá de Henares. Pues aunque usted no se haya enterado aún, todos hemos sido etiquetados como "cruzados" de alguna causa ajena, se llame Euskal Herria o Islam, y los "cruzados" merecemos la muerte instantánea. Y bien pensado, ¿qué más da reclamar los territorios irredentos de la violada Euskadi o los de Al-Andalus? ¿Qué más da merecer la muerte por ser hereje, judío o cruzado, o merecerla por tener otro Rh o residir en Madrid? El grito del asesino es el mismo, bien conocido por todos nosotros, y dice sólo "viva la muerte", exactamente lo que dice el video encontrado. No son distintos, son los mismos fanáticos con distintos collares. Los manifestantes de Madrid saben más que muchos sesudos políticos o periodistas: "ETA y Al Queda son la misma mierda".

Puede que el PP se equivocara al apoyar la guerra, y ciertamente se equivocó al hacerlo contra la inmensa mayoría de los españoles. Pero el argumento de que, de no haber participado en la guerra de Irak, no hubiéramos sufrido el atentado es moralmente indecente y políticamente irresponsable. De no haber sido en Madrid hubiera sido en cualquier otro sitio. Pensar que hemos sido atacados por nuestra participación en la guerra de Irak es otro intento más -a los que tan bien se nos ha acostumbrado- de culpar a las víctimas. "Algo habrán hecho". ¿Participaron Marruecos o Turquía en la guerra de Irak para merecer los muertos de Casablanca o Estambul? ¿Merecían Viera de Mello y los miembros de la ONU ser asesinados en Bagdad por acudir a ayudar a los iraquíes? ¿Merecen los ciudadanos israelíes que toman el sol en las terrazas de Tel Aviv ser asesinados? Mientras no entendamos de una maldita vez que el terrorismo podrá tener causas (que, por cierto, rara vez son la miseria) pero jamás justificaciones, no estaremos en condiciones ni de valorarlo moralmente ni de enjuiciarlo políticamente. Hemos bombardeado Irak lo mismo que hemos bombardeado Vizcaya o Guipúzcoa, es decir, nada. Nuestros soldados llevan a cabo tareas de pacificación, están amparados hoy por resoluciones de la ONU y la mayoría de los ciudadanos de Diwaniya (nada menos que el 83%), se sentirían menos seguros (no más) si los trajéramos a casa; lo dice Gallup en un sondeo que está en la web. Lo importante no es quiénes son, sino qué son. Y son un fenómeno nuevo que nos resistimos a ver porque es terrible mirar al horror ¿El terrorismo? "Por favor...", decían sesudos periodistas e intelectuales. "Un espantajo movido por las manos cínicas de los neocon americanos; no nos van a engañar". Y no, no nos han engañado ellos sino nosotros.

Sin embargo, tras el 11-S sabíamos que no hacían falta armas de destrucción masiva para causar destrucción masiva. Hoy lo comprobamos de nuevo. Más de 200 muertos y 2.000 heridos en sólo unos minutos con sólo unos kilos de dinamita y una docena de fanáticos. Es la mayor matanza en Madrid desde la guerra civil. ¿O es ésta mayor? Qué más da. Lo importante es que cada vez hay menos diferencias entre el terrorismo y la guerra de siempre; aquél es la nueva forma de la vieja guerra. Hace años que los Estados perdieron el monopolio de la violencia y hoy cualquier grupo fanático puede hacerse con instrumentos que, aprovechando nuestra vulnerabilidad socio-técnica (trenes, aviones, presas, sistemas informáticos), generan niveles de letalidad bélicos. Es la privatización de la guerra, la muerte en un supermercado. ¿Desea usted hacer la guerra? Vaya a la sección Terrorismo, tercer piso al fondo, y encontrará el equipo necesario; puede pagar a plazos.

De modo que sí, estamos en guerra, aunque sea distinta. ¿Es importante que sea ETA o Al Qaeda? Sí, pero no es lo importante. Los unos aprenden de los otros y después del 11-S todo lo que no sean cientos de muertos es un fracaso y una nimiedad. Y aunque no haya sido ETA, de lo que no cabe duda es de que pudo serlo el jueves (todos, incluido Juan José Ibarretxe, lo creímos), lo había intentado en dos ocasiones anteriores, y podrá serlo mañana. Y ¿que ocurrirá cuando alguno de estos grupos se haga con armas de destrucción masiva, esas armas que el doctor Kahn, padre de la bomba atómica paquistaní, ha estado vendiendo al mejor postor? ¿Serán miles o cientos de miles? "¡Por favor!, otra vez el mismo cuento; si el riesgo de proliferación es otra trampa de esos insensatos americanos que quieren hacernos creer en sus trucos y prestidigitaciones".

Puede que EE UU sobre-reaccionara frente al nuevo terrorismo; yo así lo creo. Pero es indudable que Europa infra-reaccionó. Nunca acabó de creerse que el nuevo fanatismo (musulmán o no) fuera de verdad un peligro, siempre creyó que era un alibí tras el que se escudaban Halliburton, el petróleo, los dixiecrats y, por supuesto, el capitalismo globalizador. De nuevo, mirar para otro lado. Ya no podremos hacerlo jamás. El nuevo fanatismo es muy viejo y no viene de fuera sino de dentro, pues nada está ya fuera.

La negación es la positividad del mundo moderno, dice Bauman, y aquí la tenemos en su forma más perversa. Unos y otros, la misma mierda, la negación perfecta como única positividad, la nada y el vacío como ser, la muerte como afirmación rotunda del rechazo a todo, una nueva forma del muy viejo nihilismo. ¿Debemos dialogar también con quien sólo desea nuestra muerte y la desea porque sí? ¿Dialogar de cómo vamos a ser asesinados? Pero no se preocupe, bien pronto tendremos algún Carod que nos dirá que debemos negociar con Al Qaeda, que hemos sido injustos con el islamismo, que tienen sus razones y la culpa de su odio la tienen, por supuesto, los fascistas del PP que han "bombardeado" Irak y "fanatizado" Euskadi con su intransigencia.

De modo que bienvenidos seamos al Gran Oriente Medio, ese territorio salvaje que, desde Mauritania a Filipinas, da la vuelta al mundo transitando por la miseria y las dictaduras del cinturón islámico que separa al norte rico del sur pobre. Pues desde el jueves el Gran Oriente Medio pasa por Atocha. Entramos en el siglo XXI "bajo puertas de fuego", escribió Kofi Anan en su discurso de recepción del Premio Nobel y hace días esas mismas puertas de fuego se abrieron al paso de unos trenes de cercanías camino de Madrid tragando en su infierno a nuestros hijos, esposas, maridos, padres. Hoy lloramos con ellos y por ellos. Pero tenemos que cerrar pronto esas puertas de fuego antes de que nos devoren a todos con una espiral de odio. Bienvenidos pues al siglo XXI. Esto es el progreso. La guerra contra el terrorismo será larga y difícil. Sí, la cita es otra bobada más del presidente Bush.