UNA GRAN OPORTUNIDAD PARA RAJOY

 

 Editorial de  “Libertad Digital” del 20/09/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

  

Durante su discurso en la IV Fiesta de los socialistas gallegos celebrada este domingo en Caldas de Reis, el secretario de Organización del PSOE ha criticado que Rajoy pidiera la comparecencia de Zapatero ante la Comisión por los atentados de Madrid, mientras él "se esconde detrás de Aznar". Blanco ha advertido al líder del PP que "también tendrá algo que decir" ante la comisión porque fue ministro del Interior cuando ocurrieron los atentados del 11-S en Nueva York y porque "habló como candidato" el 13-M, durante la jornada de reflexión previa a las pasadas elecciones generales.

 

La verdad es que al líder del PP se le presenta en bandeja una nueva oportunidad de oro para dejar al PSOE a la altura que merece su comportamiento ante esta comisión de investigación. Es evidente que lo que Blanco pretende es disuadir a los populares a la hora de exigir la comparecencia de Zapatero, lo que prueba hasta que punto les ha sentado mal a los socialistas dicha solicitud. Rajoy, sin embargo, debería saber a estas alturas que no se encuentra en “dilema de prisionero” alguno. Basta con que adjudique acertadamente el valor moral y la utilidad política que tienen las comparecencias, tanto las procedentes de las filas del PSOE como las del PP.

 

Pocas declaraciones, en este sentido, podrían ser tan útiles para dejar en evidencia el compromiso del PP con la verdad y la renuencia del PSOE, como las que ha efectuado Blanco. Bastaría algo tan básico, tal elemental, tan fácil, tan de cajón y, al mismo tiempo, tan catártico frente a las intoxicaciones y maniobras del PSOE y de sus medios de comunicación, como que Rajoy saliera al paso y admitiera, no ya tener “algo”, sino mucho, muchísimo que decir. Y que estaría encantado de poder hacerlo, como lo estarían —o deberían estar— cualquiera de los miembros del anterior Gobierno. Y eso, no porque Rajoy haya sido ministro del Interior —nada menos que dos años y medio antes de que se produjera la matanza— sino porque fue un testigo de excepción de cómo el PSOE, en lugar de participar en un frente democrático común, se dedicaba en aquellas jornadas de infamia a intentar que la lógica ira popular contra los terroristas se desviara contra ese gobierno que los propios terroristas trataban de hundir electoralmente a través de la masacre.

 

Rajoy podría contar su impresión al ver como sus supuestos “socios” en el Pacto Antiterrorista, no ya favorecían, sino que hacían suyo y lideraban el discurso batasuno que afirmaba que si el Gobierno apuntaba a la autoría de ETA no era por el hecho de que en esos momentos todo apuntara abrumadoramente a ello, sino porque desde el PP se quería engañar a los ciudadanos y se mentía deliberadamente.

 

Rajoy podría relatar de primera mano —o simplemente recordar a la opinión pública— cómo Zapatero pasó de aquella inicial reclamación suya a los ciudadanos de ir a votar "como lo hubieran hecho sin que los atentados hubieran irrumpido en escena" a tratar de instrumentalizar políticamente esa masacre para alcanzar una victoria que todos los sondeos le venían negando. El líder del PP podría describir también como se llegó a la indigna y antidemocrática situación de ver las sedes de su partido acosadas el mismo día de la reflexión y al mismísimo portavoz del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, violando él mismo ante las cámaras la legislación electoral acusando de mentir al Gobierno pocas horas antes de que se abrieran los colegios electorales.

 

Si cualquier ocasión es buena para recordar cómo el PSOE no dejó pasar la oportunidad que los terroristas le ofrecíeron para acabar con el Gobierno del PP, también Rajoy puede interrogar sobre las muchas incógnitas y descubrimientos que van saliendo sobre la organización y la autoría intelectual de la masacre, y que los socialistas y sus medios de comunicación tratan de ningunear. Rajoy, en este sentido, tiene una magnifica ocasión para subrayar de nuevo ante la opinión pública que el PSOE no quiere que vayan a testificar los confidentes, así como la negativa socialista a otras muchas y relevantes comparecencias.

 

En fin, que en manos de Rajoy queda la posibilidad de que las declaraciones de Blanco sean una amanaza para el PP o un boomerang contra el PSOE.