EL PAPEL DEL PSOE

 Editorial de  “La Vanguardia” del 05.07.2003

 

 
Dspués de la prolongada crisis de la Asamblea de Madrid, superado ya el debate sobre el estado de la nación, comienzan a oírse voces en el PSOE planteando la posibilidad, si no la necesidad, de proceder a cambios internos, para resituar sus posiciones como principal partido en la oposición y afrontar con las máximas garantías posibles las próximas citas electorales.

Socialistas y populares encaran su futuro desde situaciones muy distintas. El PSOE tiene un líder en José Luis Rodríguez Zapatero, pero su capacidad como dirigente se ha visto cuestionada por los últimos acontecimientos. El PP, en cambio, dispone del sólido liderazgo de José María Aznar, pero su retirada voluntaria es inexorable, con lo cual su partido deberá afrontar un crucial cambio de personas. Sin embargo, mientras los populares dan la impresión de funcionar como una máquina bien engrasada, los socialistas ofrecen muestras de desconcierto, que episodios como el de los tránsfugas de Madrid contribuyen a magnificar.

Rodríguez Zapatero llegó a la secretaría general del PSOE tras una ajustada votación interna y abanderando la renovación. En estas circunstancias, el relevo del equipo dirigente dejó a un lado a políticos expertos y con una dilatada trayectoria. Tras gobernar catorce años, el socialismo precisaba sin duda un cambio de figuras, pero la ruptura con el pasado fue traumática y ahora pueden echarse en falta los conocimientos y la experiencia de antiguos dirigentes, que han quedado reducidos a la simple condición de diputados. La estructura federal del PSOE influye también en la situación actual. Las actuaciones, a veces contradictorias, de los dirigentes regionales, no siempre se superan satisfactoriamente con solo declaraciones de los miembros de la Ejecutiva del partido.

Dado su indiscutible, y necesario, papel de primer partido de la oposición, el PSOE debe ajustar al máximo sus mecanismos de funcionamiento interno, reforzar su cohesión y aunar todos sus talentos, para no seguir dando la imagen de vacilación que ahora se percibe. Y esto no se consigue con sólo algunos cambios en las candidaturas.