EL FBI ADVIERTE QUE AL
QAEDA PLANEA REPETIR EN LONDRES UNA MASACRE COMO LA DEL 11-S
Células
terroristas preparan estrellar aviones contra el Big Ben y el palacio de
Buckingham
RAFAEL
RAMOS, Corresponsal, en “La Vanguardia” del
25/08/2003
Tres días antes del humillante compromiso de declarar sobre su papel en la muerte de David Kelly, Tony Blair ha recurrido a la misma táctica que utilizó cuando necesitaba el refrendo popular para la guerra de Iraq: maximizar el riesgo de un ataque terrorista sobre suelo británico en un atentado de corte similar al del 11-S.
Londres. – La inteligencia británica y el FBI han denunciado un supuesto plan de
Al Qaeda para repetir el 11-S un año después, secuestrar aviones en los
aeropuertos ingleses de Heathrow y Gatwick, y estrellarlos contra objetivos
emblemáticos como el Parlamento, el Big Ben o el palacio de Buckingham. Resaltar
la amenaza de Al Qaeda es una fórmula infalible desde el punto de vista del
Gobierno Blair.
Si por desgracia se cumplen las funestas predicciones, por lo menos habrá
advertido del peligro para que nadie se llevara a engaño. Y si no se
materializan, el éxito estará vinculado a la prudencia y la prevención, por
mucho que hayan puesto los pelos de punta.
El FBI y el Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos han enviado un
mensaje a las compañías aéreas británicas y norteamericanas, según el periódico
“The Sunday Telegraph”, en el que advierte que células terroristas que trabajan
en grupos de cinco podrían hacerse con el control de sus aviones utilizando
armas ocultas en cámaras de fotos, ordenadores, transformadores, radios y otros
aparatos electrónicos. Como consecuencia las medidas de seguridad, ya de por sí
asfixiantes, han vuelto a incrementarse en los aeropuertos.
Gran Bretaña, Italia, Australia y Estados Unidos son, según la información, los
países con un mayor riesgo de un atentado de naturaleza similar al 11-S. Un
portavoz del FBI asegura que una operación policial llevada a cabo hace unos
meses en la residencia de un miembro de Al Qaeda reveló los siniestros planes de
la organización terrorista para reanudar este tipo de ataques antes de que
termine el verano.
Tony Blair envió tanques, quinientos soldados y mil setecientos policías al
aeropuerto de Heathrow el pasado febrero, poco antes de que la Cámara de los
Comunes tuviese que autorizar la participación británica en el ataque a Iraq,
apoyándose en informes secretos de inteligencia que especulaban con un plan
terrorista para derribar un avión con misiles. El miedo de los ciudadanos a un
11-S en el corazón de Inglaterra contribuyó de manera importante al refrendo a
la guerra.
Esta nueva advertencia se produce en vísperas de que el primer ministro, con su
prestigio y reputación en horas bajas, tenga que pasar el mal trago de
comparecer ante el juez Brian Hutton por el caso Kelly.
Gran Bretaña figura en lugar destacado de las listas de blancos de Al Qaeda, y
es concebible que pueda haber grupos con interés y capacidad para provocar una
masacre como el 11-S. Pero hay una pauta que se repite: el Gobierno Blair,
amparándose en el secretismo intrínseco a las informaciones de inteligencia,
destaca las amenazas en momentos políticamente claves, jugando con el miedo de
la gente. Tal vez la seguridad es la única razón por la que los ciudadanos están
dispuestos a sacrificar derechos y libertades que hasta ahora se daban por
seguros.
Bin Laden, según un trabajo de investigación efectuado por el diario británico
“The Guardian”, se encuentra vivo en la zona fronteriza entre Pakistán y
Afganistán, protegido por tres anillos de seguridad a cargo de los jefes
tribales de una región que resulta impenetrable. Parece que el presidente Bush
se conformaría por el momento con tener localizado al líder de Al Qaeda.