ENTREVISTA A ROBERT KAGAN

 

PorVÍCTOR–M. AMELA en “La Vanguardia” del 26.09.2003
 

 

“Bush debería enviar más soldados a Iraq”

Cumplo hoy 45 años. Nací en Atenas (Grecia), soy norteamericano y vivo en Washington. Soy ensayista político y analista en “The Washington Post”. Estoy casado y tengo dos hijas de 7 y 5 años. Soy liberal. Soy ateo. He disertado en Barcelona sobre las relaciones Europa-Estados Unidos, invitado por la Fundación Catalunya Oberta

 

El formateado es mío (L. B.-B.)

 


Es usted de los que rezan con Bush?

–Un ateo sólo reza una vez... y no vuelve a hacerlo ya más.

–¿Está diciéndome que es ateo?

–Sí, soy ateo.


–Yo creía que...

–... que yo soy un cristiano evangelista, ¿no? Y que soy un neoconservador, ¿no?


–Sí, es lo que aquí se nos cuenta de usted...

–Una falsedad, un mito conspiratorio más que corre por Europa: ¡ni soy evangelista ni soy cristiano ni tengo idea de lo que significa eso de neoconservador! ¡No puedo reconocerme en un retrato así!


–Pues retrátese usted mismo.

–Soy un liberal norteamericano.


–Se le tilda de “halcón”, “imperialista”...

–Ya, sólo porque digo que mi máxima preocupación es la seguridad de Estados Unidos y la difusión y defensa de los principios democrático-liberales en todo el mundo...


–¿Mediante las armas?

–¡El poder militar es esencial para garantizar esa seguridad y defender esos principios!Pero yo no estoy inventando nada: hablo apoyado en una larga tradición norteamericana que pasa por Hamilton, Lincoln, Roosevelt, Truman, Kennedy, Reagan...


–¿Es Bush el actual heredero de ese linaje?

 

–Yo lo dudé hasta el 11-S... Pero luego vi que sí, que aquello aclaró su pensamiento.

–Si pudiésemos hoy retroceder hasta antes del ataque a Iraq, ¿qué rectificaría usted?

–Evitaría tantas semanas de negociaciones en la ONU, esa ilusa ficción de que un acuerdo Europa-Estados Unidos era viable.

–¿Y qué hubiera hecho usted?

–Bush debería haber ido a la ONU en septiembre del 2002 con una tajante resolución sobre la mesa: o Iraq cumple o que arrostre las consecuencias. En aquel momento, planteado así, Francia no se hubiera resistido...


–Y si hubiese tenido que asesorar usted a Jacques Chirac, ¿qué le habría dicho?

–Vaya usted con cuidado en su deseo de recortar la hegemonía de Estados Unidos, porque, ¿cuál es la alternativa, señor Chirac?


–Un mundo más multipolar, le diría él.

–¿Con qué polos, señor Chirac? Mire alrededor: ¡China y Rusia! ¿Eso desea?


–Pero está Europa...

–No: Europa no llega todavía a ser un polo, señor Chirac... ¡Esfuércese usted para crear ese polo! Mientras, lo que pretende es una “multipolaridad honorífica” para ustedes. ¡Con esa línea, sólo consigue usted debilitar el único polo con poder real para resolver los peligros y amenazas que nos acechan!


–El polo de Estados Unidos, claro.

–Claro. ¿A quién, si no, recurrió Europa para resolver su crisis en Kosovo? Mire, la idea de un mundo multipolar es un craso error, señor Chirac: ¡seamos realistas..!


–¿Acusa a los europeos de no serlo?

–Hace cien años se tenía a los norteamericanos por cándidos e ingenuos frente a los europeos, realistas, pragmáticos, los de la “real-politik”... Constato que la tortilla ha girado: ¡Estados Unidos es hoy realista, mientras que Europa es hoy ingenuamente soñadora!


–¿Le diría lo mismo a José María Aznar?

–A Aznar sólo le diría: “¡Sigue así!”. Aznar está haciendo las cosas bien. Su acción es muy importante para España y para los vínculos atlánticos, que Chirac y Schröder han puesto en peligro. ¡La historia agradecerá un día a Aznar y a Blair el haber evitado la ruptura total entre ambas orillas atlánticas!


–¿Está satisfecho con la situación en Iraq?

–Creo que hay pocos soldados norteamericanos allí. Bush ha gestionado mal la posguerra: ¡debería haber enviado ya más soldados, más fuerzas, más medios! Para consolidar infraestructuras, reforzar su red eléctrica...


–¿Y por qué no lo ha hecho?

–Porque, irónicamente, el secretario de Defensa (Donald Rumsfeld) se resiste. Él cree que puede conseguirse lo mismo con menos tropas... Es un error: otra vez estamos siendo demasiado lentos. ¡Enviar tropas debería ser hoy nuestra más alta prioridad!


–Quizá Bush y Rumsfeld temen que al pueblo norteamericano le irrite tanto sacrificio...

–La mayoría respalda los esfuerzos de reconstrucción: el Congreso votará una partida de 87.000 millones de dólares para ello, y verá como se aprueba por amplia mayoría.


–¿No es eso muchísimo dinero?

–Sí, pero ¿cuál es la alternativa? ¿Esperar a que Europa aporte tropas? No. ¡Ni las tiene!

¿Tropas de Pakistán, India, Turquía..? Bien, pero mire, al final, igualmente, Estados Unido tendrá que sacar las castañas del fuego, como siempre, ¡así que es mejor moverse ya!

–Pero los soldados norteamericanos en Iraq están siendo acosados, la tensión crece...

–¡Esa es una imagen sesgada! Confío en que escriba lo que ahora voy a decirle...

–No lo dude.

–Las informaciones que los periodistas europeos envían desde Iraq son muy parciales. No reflejan que la mayoría de los iraquíes se alegran del fin de Saddam, y que el 60% dice que le compensa todo lo sucedido en la guerra a cambio del derrocamiento de Saddam.


–Pues no veo aplausos a sus soldados...

–Hay hostilidad hacia la presencia norteamericana por parte de los suníes, que han perdido hegemonía, y eso es un problema que debemos afrontar, pero con los chiitas hay buena colaboración... Todo es complejo.


–Si justifica usted el ataque a Iraq en nombre de la democracia, ¿qué país toca ahora?

–Hay dictadores con armas de destrucción masiva: Kim Jong Il, los ayatolás de Irán... Clinton dialogó con Corea, ¡y eso le dio tiempo para lograr el arma nuclear! Ya es tarde...


–Desconfía usted del diálogo...

–Eso funcionó con Gorbachev, pero ha fracasado con tantos otros dictadores... ¡Hay que calibrar muy bien con quién se dialoga!

 

 

 

 

“No seamos simplistas, Estados Unidos jamás ha creído en la ONU”

 

“El modelo de Europa no puede exportarse. Orden y justicia siempre serán más una esperanza que una realidad”

 

 

 

El ideólogo del ala dura de la Administración Bush expone su pensamiento en Barcelona

 

Robert Kagan, uno de los más destacados ideólogos del pensamiento neoconservador estadounidense, se pronunció ayer en Barcelona por una Europa que acepte el poder militar de Estados Unidos como única garantía posible del orden mundial y le devuelva la legitimidad que, según él, le retiró al final de la guerra fría.

 

BARCELONA (Redacción.) – Robert Kagan, uno de los más conocidos ideológos del ala dura de la actual Administracón norteamericana expuso ayer su pensamiento en Barcelona, invitado por la Fundació Catalunya Oberta.

Su conferencia sobre las relaciones entre Estados Unidos y Europa en el World Trade Center del Port Vell, , resultó muy oportuna e ilustrativa, al producirse apenas dos días después de que el presidente George W. Bush hablara ante la Asamblea General de las Naciones Unidos en un tono bien distinto al que esgrimía hace un año. En esa misma jornada, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y el presidente francés, Jacques Chirac, criticaron duramente el unilateralismo que exhibe la actual Administración de EE.UU.

Robert Kagan, de 45 años, no se siente identificado con el medio siglo de historia común en el seno de las Naciones Unidas. Su visión del mundo es un perfecto exponente del denominado “pensamiento neoconservador”. Sostiene Kagan que el problema de fondo entre Europa y Estados Unidos no es Iraq. Si antes pensaba que a pesar del desencuentro sobre la guerra contra Saddam Hussein, los valores comunes entre europeos y norteamericanos serían preservados, Kagan dice haberse dado cuenta de que las diferencias son más profundas que antes, de que son “estructurales e ideológicas”. El océano que separa a los dos componentes de Occidente es muy ancho. Para Kagan, hay que aceptar que “los que tienen más poder tienden a usarlo y a creer en la legimitidad que da ese poder”.
Los europeos, que crearon la idea de la razón de Estado –sostiene–,, están haciendo dejación de ésta y se hallan en una posición que podría definirse así: “Los países débiles siempre han querido tener mecanismos para limitar el poder de los que lo poseen”. El problema, según este axioma, no es de Estados Unidos, sino de Europa: los europeos no quieren reconocer el poder militar “y no quieren usarlo”, y esto se debe a la amarga experiencia de las guerras del siglo XX.

En resumen: “Son ustedes los europeos, los que están aislados”. ¿Por qué? “Porque los métodos que utiliza Europa para entender y relacionarse con el mundo no pueden aplicarse fuera de Europa”. Estados Unidos, por el contrario, –añade Kagan– sí sabe tratar con el mundo, y existe una doble escala para hacerlo: con los países europeos, que encarnan la posmodernidad, y con los premodernos.



Acabada la guerra fría y desaparecidos los dos bloques, el mundo es unipolar porque “Europa no quiere dar los pasos necesarios para convertirse en el otro polo”, quiere a Rusia y a China por en medio, y “la mayoría de los europeos cree que el Consejo de Seguridad es la única garantía de multipolaridad”. ¿Cómo, entonces, se pueden remendar los lazos transatlánticos? “Creo que hay muchas ventajas en un mundo unipolar, pero entiendo la angustia que esto puede crear en Europa.”

El pensamiento de Kagan es de una pieza . Así, los recientes movimientos de la Administración Bush para legitimar en la ONU su política hacia Iraq no serían más que un trámite engorroso. “No hemos de ser simplistas, no se hallará la legitimidad en el Consejo de Seguridad, tengan en cuenta que los presidentes norteamericanos nunca creyeron en la ONU”. Los pilares que sustentaron la legitimidad de EE.UU. cayeron con el fin de la guerra fría. Fue Europa quien se los retiró y ahora debería reflexionar porque “el orden mundial se basa en el poder, relativamente benévolo, de Estados Unidos a lo largo del siglo”. “Si la única potencia que puede afrontar las nuevas amenazas no tiene esa legitimidad, el mundo occidental no podrá enfrentarse a ellas”. Según Kagan, no hay que engañarse respecto al futuro del mundo: “El orden y la justicia siempre serán más una esperanza que una realidad”.