EL DESCONCIERTO DE LA "VIEJA EUROPA"
Artículo de JOSEP MANRESA en “La Vanguardia” del 06.05.2003
Como era de esperar, nadie ha hecho caso a las "demandas" de San Petersburgo,
Hans Blix deambula por la ONU buscando a alguien que le deje regresar a Irak, el
Consejo de Seguridad está de vacaciones esperando que Estados Unidos decida si
hay algo que discutir. La "vieja Europa" se da de bruces ante la evidencia de su
más que limitada influencia en el mundo.
Por si esto fuera poco, durante la reciente crisis les han salido respondones la
mayoría de sus socios europeos, incluso los que aspiran a serlo, y los más
pequeños cuestionan el primer borrador de la futura Constitución Europea, en la
que éstos temen ser reducidos a meros comparsas.
Tal cúmulo de acontecimientos en tan corto espacio de tiempo ha producido
desconcierto.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, era lógico que los esfuerzos propios y
ajenos, (para los desmemoriados, léase ajenos como norteamericanos) se
concentraran en levantar economías arruinadas, pero una vez se afianzaron éstas,
y cuando todavía había un enemigo real que había invadido medio continente,
Europa se aprovechó del paraguas militar americano y dedicó sus recursos a
crear, entre otras cosas, los estados del bienestar. Y así hasta hoy. Nada que
objetar.
Ahora, después de más de 50 años, un país que se siente humillado y otros tres
que le acompañan, plantean la necesidad de una defensa propia como si fuera una
panacea para todos los problemas que tenemos.
Si de lo que se trata es de contrarrestar la hegemonía militar americana, es
inútil, puesto que una carrera armamentística de las proporciones necesarias
para equipararse a los Estados Unidos no es posible. Y además que finalidad
tendría?. No creo que sea la de enfrentarse a los norteamericanos si se les
ocurre un día de estos que hay que ir a por Siria, por poner un ejemplo.
Tampoco hay enemigos potenciales a la vista en nuestro entorno, y si se trata de
acabar con dictaduras sin escrúpulos, de poco sirve un potente ejército si no se
tiene la voluntad manifiesta de utilizarlo cuando es necesario. Bosnia y Kosovo
son el último ejemplo de lo que puede ocurrir cuando se ladra sin intención de
morder.
Si los norteamericanos cuestionaran la utilidad de la OTAN tendría cierta
lógica. Militarmente se bastan por sí solos. Que lo haga Europa, o mejor dicho
dos de sus más relevantes miembros, me parece incomprensible.
De repente se percatan de la obviedad de que unos socios minoritarios no pueden
pretender controlar el Consejo de Administración de la Alianza Atlántica.
Intentar hacer negocios por cuenta propia a sus espaldas en un tema tan
importante, es irresponsable. La única alternativa realista es que los europeos
promuevan y subscriban una ampliación de capital en la OTAN, que les confiera
los votos que desean controlar, y por los que no han estado dispuestos a
invertir hasta la fecha.
Europa debe poder valerse por si misma, pero nunca de espaldas a los Estados
Unidos. Esa filosofía que llamamos occidental, nada tiene que ver ya con
parámetros geográficos, va desde Europa a Australia, pasando por el continente
americano y es compartida también por algunos países orientales. En un mundo tan
convulso como el actual, es necesario reforzar estos vínculos.
Proponer iniciativas que solo pueden conseguir lo contrario, me parece
arriesgado y de una falta de madurez inaceptables, especialmente cuando son
fruto del resentimiento de Francia y Alemania, o mejor dicho, de sus dos
mediocres líderes, y de unos cuantos despistados sin agravios propios que se les
han unido sin que se sepa muy bien con que objetivo.
En los próximos meses serán necesarias grandes dosis de realismo, algo de lo que
no anda sobrada la "vieja Europa", que con sus temerarias y precipitadas
reacciones, no solo no ayuda a restañar heridas, sino que provoca más crispación
al otro lado del Atlántico. Si hablamos de países, los disidentes son una
minoría en una Unión en la que muy pronto habrá 25 socios, pero la relevancia de
la pareja principal en un contexto demográfico y económico, proyecta la falsa
sensación de que es toda la Unión Europea la que se halla en estado de
desconcierto y de estar más necesitada de un "mapa de carreteras" que los
propios palestinos.
Afortunadamente no es así. Hay rumores de que Alemania, silenciosamente, está ya
intentando conseguir una invitación a Crawford con Tony Blair como
intermediario. Lo tienen mal, pero sus deseos sugieren una cierta recuperación
del rumbo.
Dudo que Luxemburgo lo haya perdido, pero no tengo idea de como ha sido enrolado
en este paquebote. Bruselas se arriesga a perder la sede de la OTAN y no tiene
absolutamente nada que ganar. Tratándose de Bélgica, esto no significa
necesariamente que anden a la deriva, pero esa es otra historia.
Finalmente, quienes si andan desconcertados son Francia en general y Chirac en
particular, cuya actual, y creo que efímera popularidad, no debe hacernos
olvidar las circunstancias en las que fue elegido, ni el apodo de "Gran
Mentiroso" por el que lo conocen sus propios votantes.
Reducidos a uno los países en los que el desconcierto parece ser agudo, sugiero
que el "cuarteto" empiece a elaborar una "hoja de ruta" para Francia, que Miguel
Moratinos abandone Ramallah y a su amigo Arafat, y que se instale en París para
consolar a Chirac durante el largo arresto "diplomático" que éste último tiene
por delante, aunque si se siente solo, siempre puede convocar una cumbre
africana en París e invitar a Mugabe.