ORIANA FALLACI: "LA FUERZA DE LA RAZÓN" (LA ESFERA DE LOS LIBROS)

 

 

Oriana Fallaci. La fuerza de la razón. Traducción de José Manuel Vidal. La Esfera de los Libros. Madrid, 2004. 314 pp. 18 €

 

 

Comentario de Carlos Martínez-Cava Arenas en “El Semanal Digital” del 18-9-04

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el comentario que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 


Una de las más célebres periodistas del siglo vuelve a alertar, sin respeto alguno a la corrección política, contra la invasión islámica de Occidente y su pasividad.

18 de septiembre.  Quienes esperen encontrar en el nuevo libro de Oriana Fallaci La fuerza de la razón una continuación de La rabia y el orgullo (aquel incendiario y provocador texto que nació a las brasas del derribado World Trade Center) no verán sus ilusiones colmadas.

Oriana camina por derroteros distintos en este nuevo alumbramiento literario. En una densa exposición histórica de las relaciones de Europa con el Islam –que recuerda a lo ya escrito por César Vidal en España–, nos va dibujando el enfrentamiento entre dos civilizaciones muy diferentes entre sí. Dos civilizaciones donde el diálogo, la convivencia y el mestizaje han sido muy difíciles, cuando no imposibles.

En un tenso ascenso sobre el tiempo, Oriana llega hasta el siglo XX y las relaciones que el Gran Mufti de Jerusalén tuvo con Hitler y la formación de un batallón de SS musulmán en el combate contra las democracias occidentales. Quedaba así dibujado el relevo que del vencido nacionalsocialismo y del derribado comunismo iba a seguir amenazando la concepción abierta y creadora que la herencia greco-romana y el cristianismo han hecho de Europa.

Pero es con la revelación de siniestros pactos dentro de despachos de la Unión Europea donde Oriana nos alerta del ataque a la identidad y a la libertad de nuestra civilización. Las críticas a este libro se han cebado sobre el bautizo de nuestro continente como "Eurabia", pero no es de Oriana Fallaci la originalidad sino de aquellos que, de una forma tan persistente como mortal, están abriendo la puerta a poblaciones alógenas con una concepción del mundo radicalmente enfrentada a nuestro sentido de la libertad y la dignidad humanas.

En este discurrir del libro, no se guarda respeto por lo "políticamente correcto". El deliberado suicidio al que, impasibles, asistimos es puesto de manifiesto con toda su crudeza. Ante nosotros desfilan las imposiciones sobre la infibulación (amputación del clítoris), los malos tratos a mujeres por no guardar las normas sagradas del Islam, y el manifiesto propósito de atacar y sustituir el cristianismo, por el laicismo y por el Islam en último término.

Con todo, lo más grave que se estrella ante nuestros ojos es la actitud de cierta parte del clero que, en actitud vencida, nos sitúa de hinojos ante la esclavitud. Desconocido para muchos lectores será el episodio del funeral por los 17 carabinieri asesinados en Iraq y la homilía que pronunció un obispo italiano. No lo desvelaré aquí, pero sin duda constituye todo un episodio para la infamia.

Pese al tristísimo horizonte de entreguismo, de falso pacifismo y del peor de los quintacolumnismos, Oriana se despide con un bellísimo canto de esperanza. Por eso, quienes buscasen el verbo belicista de la sinrazón, el alegato del odio, que no lean este libro. La fiesta de fin de año en Nueva York de 2003-2004 es el triunfo de la sonrisa y el amor sobre la muerte y la barbarie.

Oriana se despide llamándonos a una vida apasionada. Para ella, no hay que rendirse, no hay que resignarse. Se trata de no dejarse morir. Se trata ahora mismo en Occidente de sobrevivir. Y para eso hacen falta pasión y razón.

Y desde su ejemplo vital nos invita a no tener miedo. Oriana, enferma de muerte, coincide con Juan Pablo II –ese Papa que vino de un mundo esclavizado por el totalitarismo comunista– cuando en 1982 nos dijo a miles de jóvenes en el estadio Santiago Bernabéu: "No tengáis miedo".

Sin apelar a la rabia y al orgullo, Oriana llama a una búsqueda de una fuerza que sólo en Occidente habita: la fuerza de la razón.