EL DISCURSO SIMPLÓN DE ZP

 

 Artículo de Francisco MARHUENDA  en  “La Razón” del 24-9-04

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)


Le ha correspondido a Zapatero la oportunidad de abrir los ojos a la Humanidad y explicarnos que la solución para acabar con el terrorismo pasa por una alianza entre el Islam, una religión, y Occidente, un conjunto variopinto de países con intereses igualmente diversos. No sabemos a qué Islam se refiere. Dudo que ese discurso simplón y bien intencionado sea algo más que las desordenadas e improvisadas ideas con las que nos deleita con cansina insistencia. La experiencia internacional de Zapatero es inexistente. Ni siquiera es capaz de expresarse en inglés. No se puede acudir a la ONU pertrechado con cuatro obviedades, algún recorte de Prensa y un discurso más propio de los años hippies. El presidente del Gobierno debería aprender algún idioma y mejorar su formación, ya que no puede inscribirse, por ejemplo, en el master de Relaciones Internacionales de la Unversidad de Georgetown.
   La intervención de Zapatero fue intrascendente, aunque reciba aquí el aplauso de los «progres» de los setenta que se han reconvertido en profesionales liberales o ejecutivos que todavía recuerdan con añoranza aquellas utopías del amor libre y la paz en el mundo. Mientras los terroristas islámicos degüellan a inocentes, el presidente se pasea por los foros internacionales con un lirio en la mano y el habitual discurso antiamericano, porque no le han explicado que su discurso contra Bush no gusta ni a Kerry.
   Es pintoresco que pida que el combate al terrorismo se haga desde la legalidad, porque no dijo nada cuando el Gobierno de Felipe González creo los GAL para combatir a ETA. No parece que le preocupara mucho los derechos humanos y la legalidad. A la que nos descuidemos, Zapatero descubrirá que durante la Guerra Fría había los «no alineados» y nos deja fuera del mapa internacional. Más allá de las palmadas de un Chirac en declive y un Schröder que camina hacía el fracaso electoral, España ha dejado de contar en la política internacional. Cada vez estamos más lejos del acertado objetivo de Aznar de situarnos en el G-7 y en el Consejo de Seguridad. Nada podemos esperar en este sentido de Estados Unidos. Por tanto, poco se puede esperar de un presidente sin experiencia que, además, no puede leer los periódicos y revistas estadounidenses, británicos o franceses.