TURQUÍA Y EUROPA
Artículo de José María MOHEDANO en “La Razón” del 13/10/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea tienen el diecisiete de
diciembre próximo la última palabra para fijar la fecha del comienzo del largo
proceso de adhesión de Turquía después de que la Comisión haya recomendado –con
algunos condicionamientos y cautelas– abrir las negociaciones porque cumplía los
requisitos políticos de Copenhague (derechos humanos, democracia, libertad de
expresión, respeto a las minorías).
Cuando hace unos quince años visité Turquía con una delegación como miembro
electo del Consejo de Europa, las violaciones del Estado turco a los derechos
humanos y a las reglas democráticas eran reales y graves. Viajé hasta Diyarbakir
y la región del Kurdistán turco y pude comprobar, en pleno estado de excepción
de las regiones del sureste, como la exacerbación del poder del ejército era la
causa de la tortura sistemática a los prisioneros políticos y de la destrucción
de aldeas completas para evitar que apoyaran a la guerrilla kurda. Esta
situación y los cambios de todo tipo que había que realizar lo explicamos en el
informe que rendimos ante la Comisión para la Prevención de la Tortura del
Consejo de Europa.
Por otros motivos, esta vez de carácter profesional, he vuelto recientemente
a Turquía y, con la mente siempre abierta a la duda, no tengo más remedio que
saludar los progresos espectaculares de Turquía en el orden institucional y
económico. Se ha reformado la Constitución y el Código Penal, ampliando las
garantías personales, los militares no juzgan los casos civiles, se ha abolido
la pena de muerte, la tortura es perseguida con penas de hasta quince años de
prisión, la libertad de expresión va ganando terreno aunque todavía hay
retenciones de periodistas, y hay una progresiva restauración de los derechos
culturales y lingüísticos de los kurdos.
Quienes ponen en duda la vocación europea de Turquía, que también es parte
del continente europeo, país bisagra y puerta de paso hacia Asia, parecen
olvidar que accedió a la OTAN en 1952, que es miembro fundador del Consejo de
Europa, que ya en los años sesenta empezó a discutirse su posible acceso a la
entonces Comunidad Económica Europea de la que es miembro asociado desde 1963
cuando la Comunidad se limitaba a seis miembros, que firmó un acuerdo de unión
aduanera (el único con un tercer país) en 1996 y que confirmó su condición de
candidato al ingreso en Helsinki en 1999, además de prestar unos servicios
inestimables a la seguridad occidental, y especialmente, a la europea.
Si Turquía cumple las condiciones políticas y económicas que la UE le exige
son muchas las razones que recomiendan que su adhesión se haga en los mejores
plazos. Sería un disparate que Europa levantara un muro religioso y cultural con
el país islámico más prooccidental, que ha interiorizado la democracia y elevado
el laicismo a principio constitucional, y que por su condición de mediterráneo,
balcánico, medio-oriental, caucásico y centro asiático, puede ser una referencia
de paz y de modernidad para otros países musulmanes.