FRANCIA CONTRA FRANCIA

 

  Artículo de Alejandro Muñoz-Alonso  en “La Razón” del 02.10.2003

 

Arrecia en Francia el debate ¬más intelectual que político¬ acerca de la necesaria reforma de sus estructuras políticas y económicas y de lugar en el mundo, esto es acerca de su política exterior. El debate ha adquirido una especial virulencia con motivo de la guerra de Iraq que ¬en contra de la visión simplista de algunos que presentaban al país vecino unido monolíticamente tras el antiamericanismo de Chirac¬ dividió profundamente a políticos e intelectuales franceses. Hay, en efecto, una corriente estatalista, tan tradicional en Francia, que no se limita a los socialistas sino que domina plenamente en el partido del presidente y que, de la mano de los sindicatos, se niega a las reformas estructurales con los desastrosos resultados económicos que están a la vista y que en política exterior mantiene las tesis del «contrapeso» al «imperio», doctrina oficial del antiamericanismo. Pero, aunque fuera del poder, la corriente que podemos llamar liberal, heredera de Tocqueville y, más cerca de nosotros, de Raymond Aron, muestra día a día su vitalidad. En política exterior, estos son los que, en un reciente artículo, la revista «Businesswek», llamaba los «anti-antiamericanos», entre los que incluía a Bernard Henry Lévy, André Gluksmann y Jean François Revel. La novedad más reciente en este campo liberal es el libro de Nicolas Baverez, La France qui tombe que es una impresionante denuncia de la decadencia francesa. El diagnóstico de Baverez es que «el inmovilismo francés ha llevado al país a su decadencia desde los años setenta». En otro momento y con mayor precisión señala como síntomas del «mal francés» la sacralización de la función pública y del Estado-providencia y la apropiación del aparato estatal por parte de una clase dirigente. En política exterior y de defensa Baverez critica una doctrina estratégica basada en la disuasión nuclear y una diplomacia que parece desconocer la realidad del mundo presente. Francia tiene un importante presupuesto de defensa pero gasta el 40 por ciento del mismo en una anticuada force de frappe nuclear que, hoy día, no sirve para nada. En este ámbito la conclusión de Baverez es muy expresiva: «Francia sabe lo que no quiere ¬esto es, la hegemonía de EE UU sobre las democracias o el liderazgo de Reino Unido en Europa¬ pero no sabe lo que quiere».