ZAPATERO, ENTRE DOS FUEGOS

 

Editorial de  “El Mundo” del 19.09.2003

 

Las líneas maestras del programa económico que está elaborando la dirección del PSOE y que ayer fueron adelantadas por EL MUNDO indican que el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero está dispuesto a dar un giro de ciento ochenta grados al contenido programático del partido hasta la fecha. La primera reflexión que cabe hacer es que la dirección socialista tendrá que vencer importantes resistencias internas para presentarse a las elecciones con un programa que contemple la congelación de los impuestos, el mantenimiento del gasto público y el compromiso de respetar el Pacto de Estabilidad. El simple anuncio de estas medidas abrirá un debate interno en el PSOE, puesto que el ala más izquierdista no va a aceptar con agrado un giro tan centrista. Fernández Marugán, destacado guerrista, ya advirtió ayer, con ironía, que discrepa: «Van a entusiasmar a los trabajadores de los barrios de Madrid». Tampoco los sindicatos están dispuestos a aceptar el programa.

 

Zapatero se encuentra entre dos fuegos, porque la reacción del Gobierno no se ha hecho esperar. Tanto el ministro Zaplana como el vicepresidente Rato aseguraron que no se creen ni una palabra porque el sector guerrista está ganando protagonismo dentro del PSOE. Ahora bien, si finalmente la dirección socialista lograra superar las dificultades y concurriera a las elecciones con una oferta de este tipo, sería un hito comparable a lo que significó el abandono del marxismo como seña de identidad del PSOE. Un cambio que fue el primer paso hacia la mayoría absoluta lograda merced a los votos de las clases medias. La renuncia a incrementar el gasto público supone alejarse de la ortodoxia keynesiana defendida por la socialdemocracia europea. Lo que los socialistas españoles pretenden plantear, en definitiva, es algo parecido al Nuevo Laborismo de Blair.

El líder del PSOE parece decidido a buscar los votos de un electorado más centrista, probablemente porque sabe que los votos de izquierda ya los tiene. Se trata de una estrategia adecuada por parte de Zapatero que, de llevarla a la práctica con todas sus consecuencias, significaría un paso importante en la modernización de la izquierda, anclada en recetas demasiado obsoletas para la evolución de la sociedad en la última década. El giro en el programa económico del PSOE sería, además, incómodo para el PP, puesto que neutralizaría las acusaciones sobre la radicalización izquierdista de Zapatero.Pero habrá que verlo para creerlo.